martes, 22 de mayo de 2018

Fórmula del cohete (22 de mayo de 1896)


“La Tierra es la cuna de la humanidad. Pero no puedes vivir en una cuna eternamente”
-Konstantín Tsiolkovski-
Por Gabriel Macías Nito 
Su sueño era que el Ser humano pudiera realizar un viaje más allá de la Tierra, sus estudios fueron determinantes y asombrosamente exactos. Su nombre era Konstantín Eduardovich Tsiolkovski, nacido en 1857 y conocido como el padre de la aeronáutica.

Científico e inventor ruso, pionero en la investigación de cohetes y ciencias espaciales. Hacia mediados de 1880 comenzó a investigar en la aerostática y publicó artículos que contenían planes sobre un dirigible de metal, un avión y una nave espacial. Escribió, sobre  trajes espaciales, satélites y la colonización del Sistema Solar. Fue el primero en sugerir la posibilidad de una estación espacial.

El 22 de mayo de 1896, Konstantin Tsiolkovsk expuso la fórmula con la cual una aeronave podía realizar un viaje al espacio, navegar y regresar a la tierra. Aquel día comenzó la historia de la era espacial. Dicha fórmula la presentó sesenta años antes de que “Sputnik” se convirtiera en el primer objeto de propulsión en el espacio.

Tsiolkovsky dedicó todos sus estudios a lo que décadas más tarde sería la industria espacial. Presentó proyectos como; cohetes de varias etapas y motores de combustible líquido e hidrógeno; estudios muy adelantados a su tiempo.

No solo fue un gran científico, ingeniero e inventor, también fue un filósofo y en aquel tiempo un soñador. Escribió: “deseo que el hombre ponga los pies en el suelo de los asteroides; que levante una piedra de la luna con la mano; que pueda construir estaciones móviles en el espacio, para que pueda observar a Marte a una distancia más cercana que la tierra; descender en otros planetas. ¡Todo esto parece una locura! Sin embargo, solo en el momento en que se apliquen y desarrollen estos estudios comenzará una nueva era para la astronomía, la era del estudio más intensivo de los cielos”.

En aquellos años, sus planteamientos parecían ser solo los sueños de un loco profesor de matemáticas de una escuela secundaria, pero Tsiolkovsky prácticamente predijo lo que las futuras generaciones convertirían en realidad.

El mayor reconocimiento a sus estudios es que un cráter gigante en el lado oscuro de la luna que lleva su nombre.

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