sábado, 5 de mayo de 2018

Milagroso acuerdo (5 de mayo de 1762)


 “Ya no tengo reservas y, en verdad, creo que todo está perdido. No sobreviviré a la pérdida de mi Patria. Adiós para siempre Frederick”
-Federico II de Prusia-
Por Gabriel Macías Nito
La Guerra de los Siete Años, fue el conflicto bélico que se desarrolló entre 1756 y 1763 y que enfrentó principalmente a Prusia contra, Rusia y Austria, con el objetivo de conseguir el control sobre la zona polaca de Silesia. Prusia era en aquellos días una potencia militar que buscaba la supremacía en Europa del Este y debieron unirse varios reinos europeos para enfrentarle.

Este devastador enfrentamiento concluyó a favor de Prusia gracias a un “milagroso tratado de paz entre Rusia y Prusia”, conocido como Tratado de Brandemburgo, firmado el 5 de mayo de 1762 y autorizado por Pedro III tras su ascenso al trono, Pedro era un ferviente admirador de Federico II de Prusia, su contendiente.

La particular conclusión de esta guerra, comienza con lo que en Alemania se conoce como “El milagro de la casa de Brandemburgo”, casa a la que pertenecía Federico II. Cuando Pedro III, esposo de la que luego fuera gran zarina de Rusia Catalina II, llegó al trono en 1762, decidió que el conflicto que llevaba entonces siete años, debía terminar. Pedro II firmó un tratado de paz con el que sacrificaba todas las ventajas que había obtenido Rusia, lo que contrario enormemente a muchos nobles rusos, pero nada pudieron hacer en ese momento, solo obedecer la decisión de Pedro.

La retirada de Rusia de la guerra fue inesperada para Prusia y fue considerada como “generoso regalo a Frederick”, no solo de Pedro III, sino un regalo divino, un milagro. El ejército pruso estaba prácticamente vencido por Rusia y la firma de este acuerdo permitió a Federico II concentrarse en sus otros enemigos; Austria y Sajonia, a los cuales, posteriormente logró derrotar.

Federico II el Grande estaba tan emocionado que ordenó festivales después de firmar el Tratado con Rusia.​ La razón de su regocijo estaba justificada, «ya que el Zar, además le otorgó asistencia de una fuerza simbólica de 18.000 hombres» para ser empleada contra el Ejército austríaco.  La posterior Paz de Hubertusburgo puso fin definitivo a la Guerra de los Siete Años y marcó el ascenso de Prusia como potencia hegemónica de los Estados germanos hasta llevarles a la unificación un siglo después.

Sin embargo, este resultado, que fue milagrosamente benéfico para Prusia, abrió la Caja de Pandora en Rusia, Pedro III fue patentemente desafiado por su esposa, Catalina, quien consolido su plan para derrocarle y muchos historiadores especulan, que la firma de aquel tratado, fue la razón para brindar tal apoyo a la futura Catalina II la Grande y derrocar a Pedro, quien fue asesinado tres meses después del “milagroso” acuerdo de San Petesburgo.


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