jueves, 28 de julio de 2016

AUGURIOS OLIMPICOS (23/33)



El Pueblo de nuestra Señora la Reina de Los Angeles 1984 (23/33)

LOS JUEGO OLÍMPICOS MORÍAN, Y EL OLIMPISMO ENTRABA EN CUIDADOS PALIATIVOS. 
Las ediciones de 1976 y 1980, habían resultado un verdadero fracaso económico y fueron vistos como un riesgo financiero. Albergar la gran justa del deporte ya no era deseable ni atractivo para ninguna ciudad. La deuda de Montreal ascendió a $ 1.5 mil millones de dólares, los cuales pudo saldar hasta 2006. El boicot de los juegos de Moscú le provocó un déficit significativo a la poderosa potencia del comunismo.

Al final, sólo Estados Unidos presentó a dos ciudades candidatas como sede para los Juegos de Verano 1984: Nueva York y Los Ángeles. Con anterioridad el COI estableció que un país solo podía presentar a una ciudad candidata, por ello, el Comité estadounidense recomendó que esta ciudad fueran Los Angeles, por unos meses Teherán, capital de Irán puso su candidatura sobre la mesa, pronto se retiró y solo quedó la ciudad angelina que fue designada Sede de Juegos de la XXIII Olimpiada, sin oponentes y sin votación. Todo hacía presagiar que el final del olimpismo estaba cerca y si las cosas no salían bien en esta edición habrían muerto el sueño del Pierre de Coubertin tras 88 años de olimpismo moderno.

Era entonces momento de ponerse a trabajar. Paso número UNO, fue convertir los Juegos de LA en una marca (branding), mantener al deporte como la principal razón de ser del evento y a partir de este, desarrollar una concepción empresarial y cien por cien de negocio, que el resultado final fuera financieramente positivo, esta visión de “marketing” no podía haberse desarrollado mejor que en Estados Unidos, “The land of freedom and where shopping is a pleasure”.
Paso número DOS, invertir lo menos posible en instalaciones, el estadio olímpico fue el punto de partida de esta acción, se renovó Los Ángeles Memorial, el magnífico estadio donde se habían celebrado los Juegos en 1932 y muchos de los recintos de las competencias ya existían.
Paso número TRES, encabezado por el empresario local Peter Ueberroth (hasta entonces director de la línea aérea TWA que se le designó Presidente del Comité Organizador de LA84), organizó un comité que funcionaba más como una corporación, creó una junta compuesta de lideres empresariales exitosos. En consecuencia, los juegos serían financiados por patrocinadores corporativos sin precedentes y cambiarían la historia del olimpismo, y “dejen ustedes su historia”, cambiaron las finanzas del COI, para comenzar a llevarlas a niveles monetarios verdaderamente extraordinarios.

Estos juegos constituyen el antes y después del patrocinio, que habían aumentado entre 1960 a 1980, hasta 1984, prácticamente todas las marcas que le pidieran al COI podían patrocinar los juegos, lo cual hacia que existiera casi un centenar de ellas.
Fue hasta Los Ángeles 84 que se potenció el valor del deporte y los grandes acontecimientos como vehículo para el patrocinio comercial. En lugar de crecer la cantidad de patrocinadores se redujo y se hizo exclusivo, solo una marca por sector podía asociarse como patrocinadora de los Juegos, las empresas seleccionadas estaban dispuestas a contribuir con enormes aportaciones económicas puesto que tenían garantizada la exclusividad y un impacto masivo en la audiencia televisiva, los derechos de televisión de los Juegos de Los Angeles se habían vendido a ABC por sumas nunca antes vistas en la historia del olimpismo. La experiencia de Los Ángeles 84 condujo al Comité Internacional Olímpico (CIO) a diseñar el programa de patrocinio mundial olímpico conocido como TOP (The Olympic Partners).

A las 15:01 del 28 julio de 1984, primer minuto de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Los Angeles 84, se confirmaban números negros, ganancias del evento. Los ingresos eran extraordinarios y todo lo que ocurriera financieramente durante los 15 días de las competencias se iría a la bolsa de las utilidades. Lo mejor de todo, el Gobierno norteamericano no había puesto un solo dolar, pero si dio incentivos fiscales, apoyo en todo lo concerniente a seguridad y ayudo en los acuerdos transnacionales.
No había mejor forma de dar la Bienvenida al mundo y hacer notar el entusiasmo por los juegos que escuchando las Fanfarrias y tema oficial de los Angeles 84, compuesta por quien en varias ocasiones había ganado premios Oscar y grammys, John Williams, dirigía a la Orquestra Sinfónica Olímpica e interpretaban esta “FA-BU-LA-SA” obra maestra de la música y del olimpismo moderno.
Alrededor de la pista de tartán cientos de jóvenes sostenían globos blancos y al centro del campo otros más con globos color oro formaban los aros olímpicos, luego, voló “Rocketman”, aterrizó justo en el lugar indicado mientras los globos color oro se transformaban en palabra WELCOME. Al ritmo de música tipo Brodway comenzaba el número llamado así, “Welcome”, al finalizar el número, los globos fueron liberados, llevaban una cinta la palabra bienvenido en todas las lenguas de los países participantes.
Después, una pausa comercial, donde aparecían Ben Cross que protagonizó a Harold Abrahamss en la película Carros de Fuego y Jackson Scholz (el original ganador de medalla de plata en 100m de 1924), anunciaban American Express y así se hizo una pausa comercial para presentar anuncios de los patrocinadores exclusivos durante la Ceremonia de Apertura.

Comenzaron los actos protocolarios, se presentaban a Ronald Reagan y su esposa, Nancy, Juan Antonio Samarach, presidente del Comité Olímpico Internacional y Peter Ueberroth, se entonó el himno de Estados Unidos mientras de izaba la bandera de las barras y las estrellas. A continuación, una banda de música con 800 músicos entró en el estadio y comenzó el festival de números coreográficos, titulado presentación de 30 minutos de América. Mostró la historia de como se formó el viejo Oeste con caravanas y toda la “cosa”. Después hubo música de marcha, jazz y big bands, música Pop tipo "Micheal Jackson", musicales de Brodway, temas de películas, en fin en extraordinario recorrido por la cultura norteamericana pasado y presente. Al final de esta sección estaban todos los actores que participaron en campo y formaron el contorno de los Estados Unidos. Todos los asistentes al estadio integraron las banderas del mundo haciendo un gigantesco mosaico de personas.
Antes del desfile de las naciones, el presidente del COI, entregó la bandera olímpica de Amberes al alcalde de Los Ángeles, Tom Bradley. No hubo representación de la sede anterior Moscú, ahora, el bloque soviético, exceptuando Rumania regresó el boicot al bloque occidental, en total, fueron 17 naciones las que apoyaron a la URSS, destacaba la República Democrática de Alemania. Irán y Libia boicotearon los juegos por razones políticas, sin hacer parte del boicot soviético. Los Comunistas organizaron “sus juegos” llamados Juegos de la Amistad. Acudieron 49 países.
El "tema olímpico de Los Ángeles" de John Williams se interpretó de nuevo con una serie de acrobacias al centro del campo. Al finalizar comenzó el desfile de las naciones. La presentación de los equipos venía, como siempre comandada por Grecia que abrió el desfile y en orden alfabético fueron apareciendo las 140 delegaciones participantes hasta que Estados Unidos entró al estadio en medio de una inmensa ovación. Peter Ueberroth y Juan Antonio Samarach dieron la bienvenida a los juegos. A continuación dio la palabra a Ronald Reagan, primer presidente de Estados Unidos, que inauguró oficialmente los Juegos. Posteriormente, ganadores de medallas norteamericanos llevaron la bandera olímpica, se izó y el himno fue entonado. Posteriormente 4000 palomas fueron liberadas como símbolos de paz.
La flama olímpica entró al estadio en las manos de Gina Hemphill, nieta de Jesse Owens, y dejó la antorcha a Rafer Johnson para que subiera las escaleras y pusiera el fuego en el camino que encendería el pebetero.
En un semicírculo alrededor podio del orador principal Edwin Moses hizo el juramento olímpico de atletas y Sharon Weber por los jueces.
2000 personas, no atletas entraron en el estadio con sus trajes tradicionales y formaron un círculo alrededor de los atletas. Un coro de niños tomó lugar en la zona de la orquesta olímpica y cantó el Himno a la alegría de Ludwig van Beethoven. La tarde había caído, brillaba la flama olímpica en lo alto del pebetero y la música de Carros de Fuego daba por terminada la ceremonia de apertura de los Juegos de la XXIII Olimpiada que comenzaron el día siguiente.

Participaron 6797 atletas, 140 países 221 eventos y 21 deportes. Evidentemente, Estados Unidos Obtuvo la parte alta del medallero, obtuvo 83 medallas de oro, 61 de plata y 30 de bronce, el segundo lugar fue para Rumania que no siguió el boicot soviético y el tercer puesto fue para la República Federal de Alemania.

Saliendo de los Angeles y cruzando todo el Océano Pacifico llegaremos al siguiente destino olímpico… esta será la siguiente entrega (24/33).


Στο επανιδείν!

AUGURIOS OLIMPICOS (22/33)

 
Москва 1980 (22/33)
 ¡Tenaz unión de repúblicas libres
 que ha unido por siempre a la Gran Rus'!
 ¡Larga vida al anhelo del pueblo,
 la única y poderosa, Unión Soviética!

La ejecución del himno de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (del cual se cita la primera estrofa sobre estas líneas) era el primer acto protocolario de la Ceremonia de Inauguración de los Juegos de la XXII Olimpiada Moscú 1980. Apenas un par de minutos antes, habían sonado en el estadio las campanas de la Torre Spasskaya y su reloj, el reloj del Kremlin marcaba las 16 horas en punto. Inmediatamente después fanfarrias anunciaban la llegada de Leonid Brezhnev Secretario General del Partido Comunista, acompañado por el presidente del Comité Olímpico Internacional, Michael Morris, 3er Lord Killanin; ambos se disponían a escuchar el himno de la URSS. Mieras se entonaba el himno, al centro del estadio, frente al palco de honor se presentaba un gigantesco mosaico que mostraba el escudo de la oz y el martillo en un fondo rojo.

Las únicas dos ciudades que presentaron candidatura para realizar los Juegos Olímpicos de 1980, fueron Moscú y Los Ángeles. La elección entre estas dos ciudades se hizo el 23 de octubre de 1974 en la 75ª Sesión del COI en Viena, Austria. Moscú venció 39 votos a 20 a Los Ángeles. El evento se llevó a cabo entre el 19 de julio y el 3 de agosto.

La imagen más recordada y particularmente entrañable de estos juegos fue la mascota, Misha, primera mascota de un evento deportivo que ha alcanzado un éxito comercial sin precedente y me atrevería a decir que no ha habido, otra mascota que destrone a este entrañable cachorro de oso sonriente, diseñado por Victor Chizhikov. Durante la ceremonia de clausura de los Juegos, un gigante Misha apareció flotando en el estadio sosteniendo un racimo de globos y en el gran mosaico central, se veía el rostro del tierno oso. Misha con sus globos fue liberado y se elevó en el aire lejos del estadio, la imagen del mosaico con su rostro, derramó lágrimas de su ojo izquierdo. Fue un momento tan nostálgico, emotivo y entrañable que logró que los juegos de Moscú, aun con el turbulento boicot del bloque occidental comandado por Estados Unidos, sean recordados con afecto. Unas horas más tarde Misha aterrizó en el parque Vorobyovy, cerca del río de Moscú y se exhibió en el Centro de exposiciones.

Pero volvamos a la inauguración…se me olvida que el tema es AUGURIOS OLIMPICOS ¿verdad? Una vez recibidas las máximas autoridades soviéticas y olímpicas en la Arena Lenin, se volvieron a escuchar fanfarrias y entraron los aros olímpicos custodiados por jóvenes personificando a los antiguos griegos, justo detrás de ellos, apareció la primera delegación de atletas, Grecia, comenzaba el desfile de las naciones, desfilarían 83 naciones, sin duda, aunque se sabía del boicot se extrañaron a las grandes potencias deportivas, Estados Unidos, República Federal Alemana y Japón, en total, 65 estados que se abstuvieron de participar.
El Presidente del Comité organizador de los Juegos Ignati Novikov, daba la bienvenida a los asistentes al estadio, público del mundo, atletas, jueces y cuerpo técnico de las delegaciones, Lord Killanin solicito a Leonid Brezhnev pronunciara la declaratoria de apertura, y así lo hizo.

Tras la declaratoria inaugural llegó el traspaso de la Bandera Olímpica de Amberes, era llevada por Stéphane Préfontaine y Sandra Henderson (ellos habían encendido el pebetero en Montreal 1976), iban en representación del Alcalde de Montreal, Jean Drapeau Drapeau, que no asistió a Moscú debido a que Canadá apoyó el Boicot. Recibido la bandera el presidente del COI Killanin, y la pasó al primer secretario de la Moscú Viktor Grishin.
 Entró la bandera Olímpica que sería izada era cargada por ocho Maestros de Deportes de la URSS acompañados de otras 22 personas, mientras se elevaba en su asta bandera, se entonaba, en ruso, el Himno Olímpico. Llegó entonces la llama olímpica, el último relevista, antes del encendido era el competidor de triple salto Viktor Saneyev, al pie de la escalinata apareció quien encendería el pebetero, Sergei Belov, miembro del equipo nacional de baloncesto, ascendió al pebetero en zig-zag cruzando el gran mosaico central y mientras ascendía iba cambiando la imagen indicando el ascenso del fuego. Se detuvo frente al pebetero, saludo a los cuatro puntos cardinales y encendió el Fuego de los juegos de Moscú. Cientos de palomas fueron liberadas y volaban por los aires del estadio. Los juramentos cerraron los protocolos, por los atletas lo hizo el gimnasta Nikolai Andrianov, a los jueces los representó el árbitro de lucha libre Alexander Medved.

Salieron los atletas del campo y comenzó un gran festival coreográfico llamado “Amistad de los Pueblos”. Se presentaron bailes que representaban las tradiciones de las 15 repúblicas Soviéticas que conformaban la URSS, la última fue Rusia. Luego vino una serie de actos acrobáticos y gimnásticos y la anteriormente mencionada mascota Misha entro al estadio. Cinco altos pilares configuraron los anillos olímpicos. Cada pilar llevó a cabo la formación de gigantescos "floreros humanos".
En el acto final volvieron a entrar en el estadio todos los participantes del festival artístico inundando el campo de colores y folclore soviético y se escuchó el tema de los Juegos Olímpicos de Moscú "Moscú da un buen comienzo" (creada por Dayot Moskva). Miles de globos fueron puestos en libertad. El gran mosaico central mostraba el logotipo olímpico de Moscú 1980. Los juegos habían comenzado, traerían grandes controversias.

Participaron 5,179 atletas. 1,115 mujeres y 4,064 hombres. 203 eventos en 21 deportes. La Unión Soviética arraso el medallero. 80 medallas de oro, 69 de plata, 46 de bronce, 195 en total; le siguió la República Democrática Alemana y el tercer lugar fue para Bulgaria.

Dejaban una buena tarea por superar para los siguientes juegos... esta será la siguiente entrega  (23/33)

Στο επανιδείν!

martes, 26 de julio de 2016

AUGURIOS OLIMPICOS (21/33)


Montreal 1976 (21/33)
“Les Jeux olympiques d'été de 1976, jeux de la XXIe olympiade de l'ère moderne, ont été célébrés à Montréal, au Québec au Canada, du 17 juillet au 1er août 1976”.

Era un día de julio de 1976, y por alguna extraña razón aquel día se veía la televisión en mi casa, debo comentar que en el mineral donde crecí, Naica, Chihuahua; muy pocas veces había señal de televisión. En aquellos días no existía el cable y el único satélite que podíamos ver era la Luna, el caso es que, insisto, por alguna extraña razón, aquel día había señal y lo que estaban pasando en la TV eran los Juegos de la XXI Olimpíada Montreal 1976. Tenía 10 años, tampoco estaba tan “baby” pero quedé fascinado con aquel evento.
Le pregunte a mi papa: ¿Qué es eso? Y respondió: Los Juegos Olímpicos; volví a preguntar: ¿y cuando van a ser unos en México? Y nuevamente respondió: Ya hubo juegos en México hace unos años. Ya no hice más preguntas, bueno que yo me acuerde. A partir de entonces me quedaron muy grabadas dos cosas en mi “inocente, pura “Y” inmaculada mentecita”. Los Juegos Olímpicos y la tristeza de no haber visto los Juegos de México.
Desde aquellos juegos de Montreal no volví a perder contacto con la justa deportiva, un año después nos mudamos a Guanajuato, ahí la TV ya era más moderna y para los Juegos Olímpicos de invierno de Lake Placid y Moscú 80 no perdí detalle. Pero eso corresponde a otra entrega. Vuelvo a Montreal 76.

Toronto había hecho su tercer intento por llevar unos Juegos Olímpicos para el país de la hoja de maple, pero no lo había conseguido, por ello, el Comité Olímpico de Canadá, decidió que la cuarta sería la vencida, pero ahora sería Montreal la candidata. Fue elegida sede el 12 de mayo de 1970,  venciendo a dos muy fuertes candidaturas; Los Ángeles y Moscú, que eran vistos como los favoritos ya que representaban a ciudades de las dos súper potencias del mundo.

La XXI justa veraniega de 1976 debió llamarse “Cumbres Borrascosas” o “Bodas de odio” (por lo del separatismo quebecua) o “Los países de norte también lloran”… o algo así dramático. 
Para empezar, el Stade Olympique de Montréal, diseñado por el arquitecto francés Roger Taillibert no se terminó. Las extremas condiciones climáticas y un inusual frío (más frío de lo común) y largo invierno, comenzaron a retrasar su construcción, posteriormente, huelgas de los trabajadores de la construcción lo dejaron sin torre y techo (retráctil) para la inauguración de los juegos de 1976 y por muchos años más, fue definitivamente concluido en 1987. Los organizadores de la justa olímpica se resignaron a realizar unos juegos con un estadio “a medias” bueno a “tres cuartos” y no es que se viera mal, ni afectaba en el funcionamiento o a las pruebas deportivas, pero nunca es lo mismo difundir un evento de tal magnitud con edificios que maravillen al mundo, a que en las tomas de televisión se percibieran las grúas de construcción y un edificio a medio terminar. Hoy es un edificio icónico de esta hermosa ciudad, con alto coste de mantenimiento.
La organización siguió siendo acosada por numerosos problemas, entre ellos el malestar de los quebequenses que se quejaban del alto cobro de impuestos destinados a la organización de unos juegos que ellos no habían solicitado.
Vino entonces el problema mayúsculo, el boicot de los países, en su mayoría africanos, veintiocho países decidieron no participar. Los países africanos pidieron la exclusión de Nueva Zelanda, su selección de rugby había jugado frente a los Springboks en Sudáfrica, que era un país excluido del COI por la política racista del apartheid. El COI no cedió, mantuvo a la delegación neozelandesa, provocando que estos 28 países se retiraran de Montreal 1976. Guyana se unió al reclamo Zaire alegó razones económicas para justificar su ausencia.
El COI reconocía a la República de China (Taiwán) y la República Popular de China alegó que sí Taiwán asistía, la China Comunista no iría. Por su parte, Taiwán se negó a participar porque el Gobierno de Canadá, reconocía a la República Popular, el resultado, ninguna de las “dos chinas” acudió. En total, por una u otra razón, 31 delegaciones no participaron en estos Juegos.
La ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Verano de 1976 se llevó a cabo el sábado 17 de julio de 1976, frente a 73.000 espectadores en el estadio, y la audiencia por televisión alcanzó cifras record históricas, bueno, hasta yo la vi, cuando en mi pueblo ni se veía la TV.

Las Fuerzas armadas y el Real Comando de las Fuerzas Aéreas canadienses surcaban por encima del estadio anunciando el inicio oficial del evento, eran las 15:00 horas. Con una fanfarria de trompeta llegaba Isabel II como Reina de Canadá y su consorte, el príncipe Felipe, Duque de Edimburgo, les acompañaba Michael Morris, 3er Lord Killanin y nuevo Presidente del Comité Olímpico Internacional. Tras el anuncio oficial de su arribo, se interpretó "O Canada", y se izó la bandera de Canadá. Al finalizar este número protocolario, se unieron al palco real, el hijo de la reina, Andrés; el primer ministro de Canadá, Pierre Trudeau; Robert Bourassa, primer ministro de la provincia de Quebec, Roger Rousseau, presidente del Comité Organizador Olímpico de Montreal (COJO).
Reunidas las autoridades, el desfile de los atletas podía comenzar, inició con el equipo griego y concluyó con la entrada del equipo canadiense. Todos los demás equipos entraron en el estadio de acuerdo al orden alfabético francés. La mayoría de los países africanos estuvieron en el desfile ya que el boicot se presentó los primeros días de las competencias, lo que provocó que este retiro fuera más dramático, se veía como los países dejaban la villa olímpica de Montreal.

Pero de regreso a la inauguración, las piezas musicales para el desfile de las naciones fueron arreglos de Vic Vogel, inspirados en composiciones de André Mathieu oriundo de Quebec. https://www.youtube.com/watch?v=yfJmytfhUb

Al finalizar el desfile, un grupo de 80 bailarinas vestidas de blanco (representan el 80 aniversario del restablecimiento de los Juegos Olímpicos) realizan un breve baile en el contorno del campo del estadio. Llegó la hora de los discursos oficiales, Primer Roger Rousseau, Presidente del Comité Organizador de los Juegos daba la bienvenida. Lord Killanin pidió a su Majestad realizara la declaratoria oficial de apertura. La reina la hizo primero en francés y después en inglés.
Acompañada del himno olímpico, cantado a capella por un coro masculino, entraba la bandera custodiada por ocho atletas canadienses y fue izada por cuatro deportistas mujeres, representaban a las diez provincias canadienses y en aquel entonces dos territorios (Territorios del Noroeste y Yukon; Nunavut es el tercer territorio desde 1999).  Entro entonces la Bandera Olímpica “original” la bandera de Amberes, con un grupo de bailarines de Baviera, en representación de Múnich, anterior anfitrión de los Juegos Olímpicos de Verano. Después de una breve danza, la bandera fue entregada por el Alcalde de Múnich al presidente del COI, y luego al Alcalde de Montreal. Luego vino una presentación del Ballet Folclórico Quebec, las dos ciudades se fusionaron en la danza y salieron del estadio con la bandera de Amberes. El grupo de 80 bailarinas tomó una especie de palomares especiales liberando cientos de palomas y extendiendo cintas de los cinco colores olímpicos.

Otra fanfarria de trompeta anunció la llegada de la llama olímpica. La antorcha fue llevada por dos adolescentes de 15 años de edad, Sandra Henderson y Stéphane Préfontaine, siempre corrieron juntos, elegidos para representar la juventud, la unidad e igualdad de géneros y el patrimonio lingüístico y cultural de Canadá. Fue la primera vez que dos personas encenderían la llama olímpica, y Henderson se convertiría en la segunda mujer después de Enriqueta Basilio en México 68. La pareja recorrió los 400 metros de la pista y luego subió a una escalera a un estrado especial en el centro del estadio para encender la llama olímpica. El acto final le correspondió a “La juventud de Canadá” que salió para realizar una serie de sesiones con coreografía con banderas de colores, cintas y una variedad de artistas gimnasta rítmica.
Los portadores de la bandera de cada equipo hizo un semicírculo frente al palco de honor y Pierre St-Jean hizo el juramento en nombre de los atletas, y Maurice Maurice Forget juraba en nombre de los jueces, ambos juramentos fueron en francés e inglés. Una nueva interpretación de "O Canadá" en francés e inglés y en el sonido del estadio se escuchó el grito: “Vive les Jeux de Montreal” (Larga vida a los Juegos de Montreal). Esto marcó el final de la ceremonia de apertura.

Ahora, Dígame usted una cosa: ¿Qué hubiera sido de estos juegos sin Nadia Comaneci? https://www.youtube.com/watch?v=u7kjH0PcE5A 

92 fue el número final de países participantes. 6,084 Atletas (1,260 mujeres, 4.824 hombres), 198 eventos, 21 deportes. El primer lugar de estos juegos fue para la URSS obtuvo 49 medallas de oro, 41 de plata y 35 de bronce, República Democrática de Alemania, en segundo lugar, Estados Unidos quedó tercero; cuarto, República Federal de Alemania. “Le Canada n'a pas gagné de médaille d'or”.

Estados Unidos debía hacer algo para Moscú 1980 si no quería sufrir otra humillación de obtener una tercera plaza general…¿Qué hará?...esta será la siguiente entrega  (22/33)

Στο επανιδείν!


AUGURIOS OLIMPICOS (20/33)


München 1972 (20/33)

14h. 57m, 26 de agosto de 1972, en el sonido del flamantemente, nuevo y espectacular Estadio Olímpico de la capital bávara se anunciaba que en tres minutos daría inicio la ceremonia que inauguraría los Juegos de la XX Olimpíada (Deutsch: Olympische Sommerspiele 1972). A las quince horas, en punto llegaban al recinto los presidentes de la República Federal de Alemania, Gustav Heinemann y el presidente del Comité Olímpico Internacional, Avery Brundage. El primer acto protocolario de la ceremonia fue la entonación del himno die Bundesrepublik Deutschland y se hizo la bandera de esta nueva nación.

Seis años atrás, el martes 26 de abril de 1966 y siete días antes de que yo naciera (3 de mayo de 1966, también en martes), se realizó la Sesión 64 del COI, en Roma, Italia, en la cual Múnich vencía a las candidaturas de Madrid, Montreal y Detroit en la carrera por organizar los juegos de 1972. A partir de aquel año quedaba definido que el evento celebraría del 26 de agosto al 11 de septiembre de 1972.

Inmediatamente después de la llegada de las máximas autoridades germanas y olímpicas, comenzó el desfile de las naciones, abrió la histórica y tradicional delegación de Grecia, la nación que dio origen al olimpismo, le seguía Egipto (Deutsch: Ägypten) y así fueron apareciendo una a una 121 delegaciones nacionales en estricto orden alfabético según el deutsh.
 El andar de los atletas era amenizado por música; una mezcla de marchas militares y olímpicas, ritmos que identificaban al país que desfilaba y acordes de la época. Por momentos sonaba a Barry White o, “aquella música que se escuchaba en los elevadores”, o Ray Conniff; era preámbulo del Boogie Dance y la música disco. Una “cosa rara” pero extrañamente sonaba bien, daban más ganas de bailar, que de marchar.
Die mexikanische Delegation” fue ovacionada estaban todavía presentes los juegos anteriores. En tierras germanas no se decía: “2 de octubre no se olvida”, lo que no olvidaban era los Juegos del 68. Al equipo mexicano le acompañaba el son del Jarabe Tapatío. Pero "neta" iban bien raramente vestidos, con una cosa tipo poncho o mandil de taquero blanco, con cinturón, blanco, y una hebilla color bronce donde destacaban aros olímpicos y debajo del ¿poncho? un atuendo tipo pants color verde bandera y un sombrero color paja.
En cuatro años las modas sí que habían cambiado, los elegantes y conservadores años sesenta quedaban atrás, ahora, se veían minifaldas, peinados más desenfadados y unos zapatos blancos de tacón bajo y ancho tipo “miss” en ellas, las liberadas (por lo de la liberación sexual). En ellos; cabellos largos y largas patillas, grandes bigotes desaliñados, peinados afro, pantalones acampanados. A aquellos elegantes cadetes del colegio militar de México 68 los cambiaron por guapas germanas vestidas con un mini short, camiseta y gorra; todo en color blanco. Definitivamente habían llegado los años setenta.
Entraban al estadio los procuradores del Plan Marshall (para la recuperación de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, los norteamericanos, que dieron ayudas económicas por valor de unos 13,000 millones de dólares de la época), Estados Unidos, en cierta medida a ellos se les debía y “sí que se les debía”, que aquel día soleado de agosto se pudiera dar inicio a los segundos Juegos Olímpicos en territorio teutón. Después del país anfitrión, la representación norteamericana fue la que recibió la ovación más calurosa. Vietnam iba penúltima y le daba paso a Deutschland (Occidental, la RDA, la comunista, participó como equipo independiente) y el público estalló el júbilo, los aplausos de la gente seguía frenéticamente el ritmo de la música. Ellas iban vestidas con un traje sastre y falda mini en amarillo bandera alemana (“quien de amarillo se viste, en su belleza confía); ellos con un saco azul celeste, era el color de la identidad de aquellos juegos, un azul muy bonito, raro para un saco, pero bonito, camisa del mismo amarillo que ellas y pantalón negro.

Tras Alemania entraron cientos de niñas y niños entre 8 y 12 años, vestían short deportivo portando los mismos colores amarillo y azul, las niñas llevaban un “bouquet” de flores (es que la palabra “bouquet” me gusta mucho por cursi), y los niños un arco de guirnaldas. Rodearon los 400 metros que mide la pista de tartán y realizaron algunos ejercicios y tablas gimnásticas mientras, al centro, y en las gradas, atletas y público asistente eran testigos de este nuevo número en una inauguración de unos juegos.

Llego el momento de los discursos oficiales, mientras, se escuchaba la fanfarria de los juegos de Múnich. El presidente del comité organizador del evento, Hans-Dietrich Genscher, daba el discurso de bienvenida a atletas, jueces, preparadores físicos y público. Después, el presidente del COI, Avery Brundage pedía al presidente de la República Federal de Alemania, Gustav Heinemann hiciera la declaración oficial de inauguración, dijo algo así como:
“Ich erklären die Olympischen Spiele Münchenn1972 die XX Olymppiade neuzeit eroffnet”.

Esta fue la marcha olímpica de München 1972

Hecha la declaratoria inaugural, entraba la bandera Olímpica llevada por 8 atletas alemanes, para ser izada mientras se entonaba el himno del olímpico. México entregó la bandera olímpica, La Bandera de Amberes, que había custodiado en los juegos anteriores para que fuera ahora München quien vigilaría de ella. Para realizar la entrega se hizo presente en folclore mexicano, la hermosa bandera entró alegremente acompaña del Ballet Folclórico Nacional de México, dirigido por Octavio Senties bailando música de Mariachis. Múnich también la recibió con folclore bávaro, Bavaria y México mezclaron en el tartán Germano sus tradiciones y cultura.

Cientos de palomas anunciaban la llegada del fuego olímpico que se encendio el 28 de julio en Olimpia y transportado a Múnich por 6,000 relevistas, recorrió 5,532 kilómetros, pasando por Atenas, Tesalónica, Estambul, Varna, Bucarest, Belgrado, Budapest, Viena, Linz, Salzburgo, Innsbruck, Garmisch-Partenkirchen y finalmente llegaba a Múnich. El honor del último relevo y encendido del pebetero le correspondió a Günter Zahn, un prometedor campeón juvenil de Atletismo en la prueba de 1500 metros, y con el corrían cuatro atletas que representaban a cada continente, le acompañaron hasta el pie de la escalinata, Günter representaba a Europa y a Alemania.
Tras el encendido del Fuego Olímpico y la ovación, vinieron los compromisos. En nombre de los atletas Heidi Schüller, que competiría en 100m con vallas (quedó finalmente en quito puesto), fue la primera mujer en pronunciar el juramento olímpico. También, primera vez los jueces se comprometieron a realizar juicios justos e imparciales, le correspondió hacer la primer promesa de actuar imparcialmente a Heinz Pollay, juez alemán de equitación.

Un coro bávaro dio por concluida la ceremonia, mientras ordenadamente salían los deportistas del campo y el público se quedó sentado como esperando que algo más sucediera, no se querían ir, hubieran deseado que de inmediato comenzaran las competencias. Por primera vez vimos a una mascota, Waldi, un perro salchicha.

El lema de estos juegos fue "Los Juegos Felices” desafortunadamente, terroristas palestinos tomaron como rehenes a nueve atletas israelíes, dos fueron asesinados y el lema no pudo cumplirse.

Compitieron 7,134 (1,059 mujeres y 6,075 hombres), 121 naciones y 195 pruebas y 20 deportes. La parte más alta del medallero fue para la URSS obtuvo 50 medallas de oro, 27 de plata y 22 de bronce. Estados Unidos quedó en segundo lugar, República Federal de Alemania en tercero y República Democrática Alemania en cuarto, aun como un solo equipo y sumando las medallas de ambas naciones, Alemania hubiera ocupado el mismo tercer puesto.

Québec nous attend pour la prochaine édition (21/33)


Στο επανιδείν!

AUGURIOS OLIMPICOS (19/33)

México 1968 (19/33)

https://www.youtube.com/watch?v=KbnZpuQXCDA (Compuesta por el mexicano Carlos Jiménez Mabarak,  elegida para ser la fanfarria oficial de los juegos olímpicos de México 1968).

¡2 de Octubre, NO se olvida! ¿Y? ¿El 12 de Octubre?, ¿Si se olvida? Que cruel destino para la memoria colectiva de los mexicanos que dos eventos, uno tan significativo y trágico, otro tan festivo y espléndido, hayan coincidido en 1968. No pretendo ahora encontrar o entender los motivos del movimiento estudiantil del 68 o juzgar la forma en la que debieron o no actuar los dirigentes del país en aquellos días de octubre. Más bien es compartir mi pesar en como este desafortunado “desencuentro se encontró” y como los Juegos de la XIX Olimpiada celebrados en aquel significativo año, hubieran permitido hacernos creer que éramos una gran nación y que podíamos mostrarnos y mostrarle al mundo de lo que pudimos ser, pero no, no fue así, estos juegos siempre tendrán la sombra de Tlatelolco y nunca permitirán que para al país que los organizó le resulte un evento digno de orgullo, de reconocimiento y de decir a todo pulmón: Los juegos de olímpicos de México fueron ESPECTACULARES. Esa afirmación siempre traerá comentarios como: esos juegos sirvieron para que el gobierno pudiera poner un velo al 2 de octubre, que se repite y se repite “No se olvida”, pero ya ni saben que es lo que no se debe olvidar y cuál era el reclamo de aquellos jóvenes, solo saben que no se olvida. Los juegos Olímpicos se desarrollaron en un clima de enojo, frustración y desvalorización. La mayoría de las veces se han visto como la cortina ideal para tapar lo que había sucedido 10 días antes.

La Ciudad de México, había presentado su candidatura para realizar los Juegos de 1956 y de 1960. La tercera fue la vencida, el 20 de junio de 1963 se publicó en el Diario Oficial el decreto de Adolfo López Mateos donde autorizaba se gestionara que la capital de la nación mexicana fuera sede de los Juegos Olímpicos de 1968. La candidatura de México se basó, además del aporte cultural que este país brindaría al mundo, en que un alto porcentaje de las instalaciones eran existentes, el recinto más icónico fue el Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria que funcionaba desde 1952 y se acondicionaría para recibir a 80,000 espectadores, el Estadio Azteca ya era un proyecto del empresario mexicano Emilio Azcarraga a punto de comenzar y se presentó como parte de los recintos deportivos, después de construiría el Palacio de los Deportes, y la Alberca Olímpica, joyas de la arquitectura mexicana aún en funcionamiento.  

Fue elegida como sede el 18 de octubre de 1963 tras celebrarse la Asamblea del Comité Olímpico Internacional en Baden-Baden, Alemania. Superó a Detroit, Lyon y Buenos Aires. Estos Juegos fueron los primeros organizados por un país en vías de desarrollo, en una nación hispanohablante y los primeros en Latinoamérica. Se llevaron a cabo del 12 al 27 de Octubre para que la temporada de lluvias no afectara el evento. La Ruta Olímpica fue una de las grandes herencias artísticas y escultóricas. Se organizó por primera vez una Olimpiada cultural, la última se presentó en Atlanta 1996 tras cometerse un atentado mientras se llevaba a cabo un concierto, causando la muerte de 2 personas y centenares de heridos.

La altitud de la Ciudad de México hizo que los juegos fueran cuestionados hasta el mismo día de la inauguración, pero los resultados deportivos fueron “increíbles”, la XIX Olimpiada fue un festival de récords, 34 mundiales y 38 olímpicos, muchos de estos perduraron por décadas. El más recordado y longevo fue el de Bob Beamon en salto de longitud, su ejecución fue llamada “el salto del siglo”, 8.90 metros. Dicho récord perduró durante 22 años, 10 meses y 22 días, hasta ser superado en la final del mundial de Tokio (1991) por Mike Powell con 8.95 metros.
¡Y ya se, ya se!, si no menciono a Vera Caslavska reclamaran que faltó lo más importante de estos juegos, Caslavska llegó a México 68 como la mejor gimnasta del Mundo, enamoro a todo el país, sumó cuatro oros y dos platas más a su cuenta personal que había iniciado en Tokio 64, se proclamó “campeona olímpica” del concurso general. Pero Vera no solo pasó a la historia sólo por sus méritos deportivos, junto a su novio Josef Odložil hicieron la promesa de casarse si se cumplían dos condiciones: si ella retenía su título general individual y él llegaba a las finales de los 1500 metros, entonces se casarían en México. Ambas condiciones se cumplieron. Las autoridades mexicanas les brindaron su apoyo y les recomendaron que contrajeran nupcias en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Y así lo hicieron ante una catedral abarrotada de asistentes y curiosos y al compás del mariachi acompañaron el evento que fue todo un acontecimiento, por ello se le adjudicó el título de “La novia de los Juegos de México”. Su compromiso y apoyo a la resistencia contra el régimen comunista hicieron de su vida, posterior a los juegos olímpicos una historia digna de una telenovela del Canal de las Estrellas; podría titularse algo así como “Entre podio, amor, barranco y tragedia”, o “Éxtasis y agonía”, o “Los dos destinos de la Novia de los Juegos de México”.

Pero debía yo escribir de Inauguraciones, ¿verdad?...y mejor…este ¿he? Ah si…de la identidad olímpica del 68 que fue un verdadero hito gráfico, no solo de los juegos, de la mercadotecnia, la vanguardista propuesta estética, el uso y venta de platos, vasos, llaveros, ceniceros, y un larguísimo etcétera que hizo de estos juegos una marca que perdura hasta nuestros días, y la organización magistralmente llevada por el Arquitecto DON Pedro Ramírez Vázquez que sustituyó como presidente de la coordinación del evento al expresidente Adolfo López Mateos que fallecía a los 56 años. La olimpiada cultural un sinfín de fórmulas que México dejó para el futuro del olimpismo, pero insistiré, los eventos sucedidos previos a la realización de los Juegos hicieron que los logros perdieran valor y deterioraran la imagen conquistada. Se recuerda más que la tenencia vehicular “se inventó” para el pago de las deudas del evento, a todo lo aportado por la nación mexica. Se cumplieron los objetivos de mostrar a los mexicanos el mundo y de mostrar al mundo las capacidades de México, pero el que considero más importante, que era mostrarnos a los mexicanos de la capacidad que teníamos de estar al nivel de países desarrollados, en el mejor de los casos se cumplió a medias.
¡Ah!...si ya casi se me olvidaba, lo de la inauguración, “pues” estuvo muy bonita. A las 12 del medio día del 12 de octubre de 1968, bajo un cielo que todavía mostraba grandes nubes de lluvia,  flotaban en el centro del campo universitario unos enormes globos que formaban los aros olímpico, entonces, fueron liberados y ascendieron más y más y más, hasta perderse en el infinito. Gustavo Díaz Ordaz llegaba al estadio junto al presidente del COI, Avery Brundage y tomaban sus lugares de honor, comenzó el desfile de las naciones, Grecia al frente, el ritmo de la marcha la llevaba una banda al sonido de los tambores y al frente de los abanderados de cada nación, un cadete del Heroico Colegio Militar portaba elegantemente el estandarte con el nombre de cada nación, México, como anfitrión cerró la presentación de los países.
El Arquitecto DON Pedro Ramírez Vázquez tomó la palabra para dar la bienvenida en nombre de los mexicanos: “Los Juegos Olímpicos representan la única oportunidad que tiene la juventud del mundo de reunirse para una convivencia pacífica y armoniosa. Los Juegos Olímpicos como evento deportivo representan las hazañas físicas del hombre contemporáneo, como evento cultural, recuerdan y registran su huella a través del tiempo. Así, los jóvenes podrán reconocer los rasgos comunes que los unen”.
La bandera olímpica llegó flanqueada de orgullosas y elegantes consortes vestidas con típicos trajes que embellecían más a aquellas mujeres mexicanas, fue izada y se entonaron los himnos olímpicos y mexicano. El presidente del COI pidió al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos tuviera el honor de pronunciar la declaratoria inaugural.  Gustavo Díaz Ordaz tomó la palabra: “El 12 de octubre de 1968 declaro inaugurados los Juegos Olímpicos de México que conmemoran la decimonovena olimpiada de la Era moderna”.
El fuego olímpico fue encendido en Olimpia y para llegar a tierras aztecas realizó la misma ruta que Cristóbal colón había recorrido 476 años antes, fue recibida por primera vez en tierra mexicana en el hermoso puerto de la Villa Rica de la Vera Cruz (ósea Veracruz), y una vez en estas tierras siguió el camino de Hernán Cortés, una noche antes de la inauguración se llevó a cabo una majestuosa ceremonia de encendido del fuego nuevo en Teotihuacán, ahí pasó la noche y finalmente llegó al estadio. A la exclamación que siempre provoca el fuego olímpico se agregó la sorpresa de verlo llegar en manos de Enriqueta Basilio, campeona nacional de atletismo, en carrera con vallas de 80 metros. Por primera vez en la historia del olimpismo, una mujer era última portadora de la antorcha olímpica. Con majestuosas zancadas recorrió los 400 metros finales de la pista de atletismo y subió una escalinata blanca, bellamente flanqueada por un extraordinario color rosa mexicano, encendió el bellísimo pebetero y miles de globos con los colores olímpicos volaron por los aires, así como las tradicionales palomas que simbolizaban la paz.  Pablo Garrido hizo el juramento en nombre de los atletas y con su discurso se daba por concluida la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de México 1968.

Un total de 5.516 deportistas de 112 naciones se reunieron en la capital mexicana, compitiendo en 172 pruebas de los 20 deportes, mientras que la cifra de mujeres participantes ascendió a 781. El lema de estos juegos fue "La olimpiada de la paz", pero también fue conocida como la olimpiada del "Black Power", en referencia a los actos de reivindicación social realizados por algunos atletas afroamericanos. Durante la entrega de sus medallas, alzaron el puño enfundado en un guante negro y bajaron la cabeza cuando sonaba el himno de los Estados Unidos, país que quedó en la parte más alta del medallero, obtuvo 45 medallas de oro, 28 de plata y 34 de bronce, la URSS ocupo el segundo lugar y Japón la tercera posición. México tuvo la mejor presentación de su historia olímpica; 3 medallas de oro, 3 de plata y 3 de bronce.

München, Bundesrepublik Deutschland. Diese Spiele werden die nächste Rate sein (20/33)


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AUGURIOS OLIMPICOS (18/33)

 
東京 1964 (18/33)
Japón, es una sucesión de hechos aislados, ocurridos en el archipiélago influenciados por su geografía, con una propia manera de ver al mundo. Visualmente, su sistema gráfico de escritura fue influenciado por la cultura China, pero su historia, pensamiento y lenguaje son completamente distintos. Por siglos, sistemática y estratégicamente se opusieron a ser influenciados por occidente. Cuando en el siglo XIX Europa dominaba al mundo, Japón le resistió heroicamente y los nipones decidieron en que momento “adoptar” la cultura occidental con todas sus características y consecuencias; desarrollo económico e industrial, costumbres, expansión y dominio. Cuando lo hicieron fue con toda su fuerza, carácter y determinación. Junto con Alemania se convirtió en uno de los dos grandes antagonistas de la Segunda Guerra Mundial. Al iniciar el mayor conflicto del siglo XX dominaba todo el Océano Pacífico.  El Imperio del Sol Naciente solo pudo ser abatido tras la detonación de la mayor arma de destrucción masiva utilizada en ataque y sobre un objetivo específico, La Bomba Atómica, fue el caso de las ciudades de Hiroshima, el 6 de agosto de 1945 y Nagazaki el 9 de agosto del mismo años. El recuento de los daños habla de al menos 250,000 fallecidos y muchos miles de personas afectadas décadas después por los efectos de la radiación. Japón en voz del emperador Hiroito se rindió, el país hizo un alto total, las potencias vencedoras mantuvieron la figura del emperador, y controlaron su industria por algún tiempo sin convertirlo en un territorio ocupado, como si  fue el caso de la Alemania ocupada. El esquema de nación industrial y sus vínculos a la tradición cultural de origen le dieron la fuerza para recuperarse, y vaya que si lo hicieron.

Diecinueve años, dos meses y un día habían transcurrido entre la detonación de la última bomba en Nagazaki y el inicio de los Juegos de la  XVIII Olimpiada por primera vez en la historia el olimpismo llegaba a tierras asiáticas. El nombramiento de Tokio como ciudad anfitriona de esta justa deportiva mundial confirmó la readmisión de Japón a la comunidad internacional después de la Segunda Guerra Mundial y los Juegos tuvieron un profundo impacto en la capital y en la nación del sol naciente. Nunca en su historia Japón había recibido tal cantidad de extranjeros de todo el mundo, reunidos en un “trozo” de tierra tan pequeño y pródigo y en un periodo tan corto.

A Tokio ya se le había designado sede para albergar los Juegos Olímpicos de 1940, tuvo que declinar a organizar el evento debido a los conflictos bélicos que en 1937 la nación tenía con China, para la edición de 1940 se había designado a Helsinki como sede alterna, el estallido y evolución de la Segunda Guerra mundial provocaron la cancelación definitiva de los juegos de 1948, la reunión olímpica no volvió hasta 1948 en Londres; vinieron después las ediciones de Helsinki en 1952, Melbourne en 1956 y los juegos de Roma de 1960, que habían sido espectaculares.
Los anfitriones nipones invirtieron fuertes cantidades de dinero en sus nuevas y vanguardistas instalaciones deportivas, así como en la mejora de la infraestructura de una ciudad que para aquellas fechas ya contaba con diez millones de habitantes. Diseños arquitectónicos extraordinarios e icónicos; el estadio de natación llevó a Avery Brundage, presidente del COI a llamarlo una “catedral de los deportes”, la sala de judo, se inspiró en los templos japoneses tradicionales, el 1 de octubre de aquel año el tren bala entre Tokio y Osaka hacía su primer recorrido a la espectacular velocidad de 250km/h. En fin todo un alarde de vanguardia, tecnología, organización y entusiasta hospitalidad hicieron que el mundo, sorprendido, no tuviera más remedio que dejarse asombrar antee la fascinante cultura japonesa pasada y presente, y reconocer la espectacular recuperación de este magnífico pueblo.
Era el momento de sentarse en sus cómodas salas y modernos televisores (a color que ya los había, pocos pero ya había) y disfrutar “live and via satellite the Games of the XVIII Olympiad (第十八回オリンピック競技大会). The NTSC satelite system, gave to CBS the possibility to broadcast the Olympics and provided an opportunity for the TV industry in Japan to foray into the world market, in addition to showing the world the high level of broadcasting technology form Japan y a colores”, en English suena más nice, don´t you think?”.

Por fin y después de años de preparativos llegó el día inaugural, era 10 de octubre y la propia ceremonia fue un acontecimiento memorable. A las 13h 50m hora de Tokio, las fanfarrias anunciaban el arribo al Estadio Olímpico Nacional del emperador Hirohito, su esposa y el presidente del COI. Al emperador se le veía desde el palco de honor vestido en un elegante y sencillo traje negro, en medio de la multitud de 75.000 personas en el nuevo y flamante recinto olímpico.
14h 00m, cumpliéndose milimétricamente el programa previsto, nuevamente las fanfarrias daban la bienvenida a los atletas y su marcha estuvo enmarcada en los más tradicionales cánones del ritual olímpico y japonés. Musicalmente destacó el contraste de ritmos modernos, unida a los sonidos de las campanas de los templos budistas, con la tradicional música de marcha compuesta por el japonés Yūji Koseki (https://www.youtube.com/watch?v=p2Oz89K6o1Y) marcha que acompaño y dio ritmo al desfile de los atletas. Grecia, como ya era tradición venía al frente, le siguieron las delegaciones en el orden alfabético japonés, lo cual hacia que los países de presentaran en lugares “poco” comunes. Los estadounidenses llevaban un gran sombrero tejano que levantaron al paso del palco de honor, los indios de turbante púrpura, ghaneses en túnicas típicas color azafrán, alemanes volvieron a desfilar como una sola nación, México, sede de la siguiente olimpiada marchaba elegantemente vestido con un rojo bandera y falda y pantalón blanco, Nigeria hacía su primera aparición elegantemente vestidos en típicas ropas blancas. Finalmente el contingente japonés, en la última posición, casi con el mismo uniforme que la delegación mexicana, la diferencia era que llevaban el “Hinomaru” (bandera nacional), lo que fue, junto con el emperador, otro símbolo del pasado imperial de Japón.
El presidente del COI agradecía la hospitalidad al pueblo japonés, anunciaba una asistencia record, 93 países, estaba orgulloso de celebrar los primeros juegos en Asia. Pidió entonces al emperador Hiroito, que como un asistente más había disfrutado la marcha de los atletas, pronunciara el discurso oficial. Con una actitud más respetuosa que imperial, el emperador, se levantó de su asiento, se detuvo unos segundos y parecía que, en silencio, daba las gracias al mundo por la readmisión de Japón en la sociedad internacional, pronunció entonces la declaratoria oficial, los juegos habían comenzado, se escucharon 21 salvas, y tambores acompañaban la entrada de la bandera olímpica. Mientras la bandera era izada se entonaba el himno. Miles de globos con los cinco colores olímpicos volaban por el estadio.
Llegó el momento de encender el pebetero. La llama olímpica parecía querer reproducir la Ruta de la Seda hecha por Marco Polo más de setecientos años atrás. Se había encendido como las últimas ediciones en Olimpia y de ahí comenzó su recorrido hacia donde nace el sol. Trasportada por cientos de relevistas de diversas ciudades asiáticas; Estambul, Beirut, Teherán, Lahore, Nueva Delhi, Rangún, Hong Kong, la viero pasar, hasta llegar a Japón, Okinawa, viajó por tierras que no había pisado antes y a su paso, dejaba maravillados a todos quienes habían sido testigos de su calor.
El fuego entró al estadio, en manos de Yoshinori Sakai, la prensa lo llamó “Atomic Bomb Boy”, un joven de 19 años de edad, estudiante-atleta nacido en Hiroshima sólo unas horas después de la detonación de la bomba, dio una vuelta al estadio, se puso frente a la escalinata y subió un tramo de 179 escalones para depositar el fuego en un pebetero. Sonaron trompetas, cañones rugieron y un acrobático equipo de demostración de Jets F-86 dibujaba en el cielo azul los cinco anillos olímpicos. La ceremonia finalizó tras el juramento que, en nombre de todos los atletas que competirían hacía Takashi On, un veterano de 33 años. Su deporte, gimnasia, compitió en los Juegos Olímpicos de 1952, 1956, 1960 y 1964, en las ediciones anteriores a Tokio había ganado cinco medallas de oro, cuatro de plata y cuatro de bronce, ninguna en sus juegos.

163 eventos en 19 disciplinas; 5,140 (863 mujeres, y 4,457 hombres). Estados Unidos logro la parte más alta del medallero con 36 oros, 28 platas y 28 bronces; La URSS debió conformarse con la segunda plaza y Japón Tercero.

¿2 de octubre no se olvida?…Está será la siguiente entrega, la (19/33)


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lunes, 25 de julio de 2016

AUGURIOS OLIMPICOS (17/33)

Rome 1960 (17/33)
Pierre de Coubertin tuvo y cumplió muchos sueños y sin duda el renacimiento del olimpismo era el que permitía que otros “sueños” se pudieran cumplir. Realizar este evento en París fue otra de sus metas cumplidas, y lo hizo por partida doble, en 1900 y en 1924. 
El Barón de Coubertin murió en 1937, y además de no ver la cancelación de los juegos por doce años debido a la Segunda Guerra Mundial, tampoco pudo ver convertido en realidad otra de sus grandes ilusiones, organizar los Juegos Olímpicos en Roma, en la “Ciudad Eterna” a la que se había designado sede para la edición de 1908, pero la erupción del Vesubio en el sur de Italia en 1906 había actuado en contra y la justa debió realizarse en Londres. En 1960, 52 años después, el evento que tras cada edición cobraba más esplendor finalmente llegó a la capital italiana.

Roma fue designada sede de los Juegos de la XVII Olimpiada en 1955 y el en camino para su elección debió vencer a seis ciudades más, Lausana y Detroit pisaron los talones en pugna por el honor de albergar el olimpismo y se celebraron del 25 de agosto al 11 de septiembre de 1960. Esta edición, además de ser la primera que precisó de organización técnica perfecta, por las dimensiones a la que había llegado el evento; también fue la primera en la que se realizaron de manera oficial los Juegos Paralímpicos en el mismo lugar y en el mismo año que los Juegos Olímpicos, y las competencias deportivas ya no solo estaban destinadas a veteranos de guerra en programas aislados al olimpismo. El 18 de septiembre, se reunían y desfilaban en Roma 23 países, compitieron cerca de 400 atletas y el podio más alto lo tuvo Italia hicieron que los Juegos Olímpicos comenzara una nueva.

El torbellino de los años sesenta también llegó a Roma y a sus juegos que, además de una extraordinaria organización tuvo de todo. Atletas y países que, en su afán de victoria recurrieron al dopaje. Velada o abiertamente se presentó la segregación racial típica de esta década, Rafer Johnson abanderado de la delegación norteamericana y ganador de la medalla de oro en decatlón no “podía” entrar en muchos establecimientos donde se reunían deportistas de raza blanca. Se presentaron cantidades masivas de propaganda de la Guerra Fría, los dos bandos querían hacer al mundo a toda costa “quien era mejor”. Liberación femenina y ascenso de mujeres atletas. Espías. 
Combinación de edificios históricos y nuevas  y espectaculares instalaciones; por ejemplo, los eventos de gimnasia eran se llevaron a cabo en los Baños de Caracalla, la lucha en la basílica de Majencio, Inicio y final de la maratón, inusualmente, fuera del Estadio Olímpico, los corredores comenzaron en la Colina Capitolina, donde Roma fue fundada y terminó en el  Arco de Constantino y esto solo por mencionar algunos ejemplos. Como colofón de todo lo anterior, el poderoso crecimiento de la televisión que permitió al mundo entero ver, en vivo estos juegos que sin duda cambiaron el olimpismo.

El 24 de agosto de 1960, el Papa Juan XXIII recibió en la Plaza de San Pedro a todas las delegaciones menos los atletas soviéticos para darles un mensaje de fraternidad y paz y extender la bendición a todos competidores. Aquella misma noche del 24 de agosto, la flama olímpica recorría las “eternas calles de Roma” para descansar toda la noche en la Colina sagrada de la Antigua Roma, donde levantaba el gran templo de Júpiter y que siglos después el gran Miguel Ángel desarrollara la plaza actual, la Piazza del Campidoglio.
La ceremonia de apertura tuvo lugar en el magnífico estadio Olímpico de Roma el viernes 25 de agosto frente a más de 100.000 espectadores. Como parte del protocolo de recepción, se daba la bienvenida al  presidente de la República Italiana, era el invitado de honor, se izó la bandera de Italia y se entonó su himno. Comenzó el desfile de naciones, marcharon más de 5,000 deportistas de 84 países; “la marcha más armoniosa que el mundo ha visto” relataban los cronistas de la televisión italiana. Al tiempo que se presentaban en orden alfabético italiano los países participantes el fuego olímpico era transportado al Estadio por los últimos relevistas. Era entonces momento de escuchar el mensaje de Giulio Andreotti, presidente del Comité Organizador de los Juegos daba la bienvenida a todos a Roma, pedía por una competencia limpia y en armonía y cedía la palabra al dirigente del Comité Olímpico Internacional, Avery Brundage quien a su vez pidió al presidente de la República Italiana Giovanni Gronchi, realizara la declaratoria oficial: 
“Proclamato l'apertura dei Giochi Olimpici di Roma, celebranti le Olimpiadi la ventisettesima Olimpiada dell'era moderna”.
Llegó el momento de rendir honores a los símbolos olímpicos, se izó la bandera y se entonó el himno, entonces repicaron todas las campanas de las iglesias de Roma al tiempo que cientos de palomas eran lanzadas al aire.  Las fanfarrias olímpicas anunciaban la llegada de la llama olímpica, el honor de hacer el último relevo y encender el pebetero en el estadio le correspondió a Giancarlo Peris, atleta italiano de carrera a campo traviesa, encendido el pebetero que se encontraba en lo más alto del estadio y Adolfo Consolini que competiría en lanzamiento de disco pronunciaba el juramento de competencia, concluía así  la inauguración y comenzaban 15 días de competiciones.

https://www.youtube.com/watch?v=wtz6abQ7g9k

En los Juegos Olímpicos de Roma participaron 84 países, 611 mujeres y 4,727 hombres dando un total de 5,338 atletas y 150 eventos al frente de los cuales quedaba 4.955 de la pasada edición. La URSS, que obtuvo  42 medallas de oro, 28 de plata y 29 de bronce volvía a ganarle la carrera por las medallas a Estados Unidos con una cosecha de 34 medallas de oro, 21 de plata y 16 de bronce; el tercer sitio fue Italia.

東京は、4年間で試合を受け取りま...eso esta como en japonés, la siguiente entrega es la (18/33)

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AUGURIOS OLIMPICOS (16/33)


Melbourne 1956 (16/33)

“Terra Australis”, era un continente imaginado por los griegos de la antigüedad, que postulaba que al sur, debía existir una masa de tierra lo suficientemente grande para que la tierra estuviese equilibrada. Macrobio, un escritor romano del siglo IV a.C. usaba el término “Australis” en sus mapas. Durante mucho tiempo, cuando se dudó de la redondez de la tierra la leyenda de aquellos inmensos parajes se desvaneció. Pero llegaron los grandes exploradores y comenzaron a navegar los mares del sur y “Australis” volvió a aparecer en los mapas de los navegantes.
El nombre de Australia fue usado de manera más decisiva por los botánicos George Shaw y Sir James Smith hacia finales del siglo XVIII, se referían a una gran extensión de tierra al sur que se creía era un continente, con el paso del tiempo se supo era una "gran isla”, pero el nombre de Australia, como continente ya se había popularizado y se adoptó formalmente en 1804. No cabía la posibilidad de que hubiera una porción de tierra de aquellas dimensiones más al sur por lo que “era” un continente.

Parece que la teoría del equilibrio de masas boreales y australes, fue la que utilizó el Comité Olímpico Internacional designar la sede de los Juegos de la XVI Olimpiada de 1956, la edición anterior se había trasladado a la nórdica ciudad de Helsinki, ahora, al olimpismo lo movían los vientos del sur, Melbourne, ciudad del estado de Victoria que fue la capital de Australia entre 1901 y 1927. Su nombre acuñado en 1837 en honor del primer ministro británico William Lamb (1835-1841), segundo vizconde de Melbourne (localidad inglesa).

Esta edición es recordada por ser la primera en varias situaciones: Primera vez que los Juegos tuvieron lugar al sur del ecuador. Primera vez que los Juegos no se realizaron entre los meses de julio y agosto debido a las diferencias climáticas, se llevaron a cabo entre el 22 de noviembre y el 8 de diciembre, inicio del verano en el hemisferio sur. Primera vez que los Juegos tuvieron lugar en dos sedes y continentes distintos, las pruebas de equitación debieron realizarse en Estocolmo en julio, la razón de no respetar la disposición de que los juegos tengan un solo país sede se debió a que existía una estricta cuarentena de seis meses sobre los caballos por temor a un brote de fiebre aftosa que se produjo un año atrás.
Primera vez que los Juegos tuvieron boicot, por tres razones distintas: Primero; Egipto no asistió por la Guerra del Sinaí en la que Gran Bretaña y Francia invadían tierras faraónicas para retomar el control del Canal de Suez; los egipcios exigieron al COI sancionara a franceses y británicos y al no hacerlo se retiró de la competición; Egipto estuvo secundada por Líbano e Irak. Segundo; el pueblo magiar se alzó contra las estrictas políticas y ocupación de la Unión Soviética y varios países pidieron que la URSS fuese excluida de Melbourne, pero el COI se negó; los comités de España, Países Bajos y Suiza abandonaron la competición, pero Hungría sí participó en los Juegos. El tercer boicot fue la retirada de la República Popular China (comunista), en protesta por la presencia de la República de China (nacionalista) bajo ese nombre. Como se expuso en ediciones anteriores China no volvió a presentarse en una justa olímpica hasta 1984.

Después de todo esto llego por fin el día de la inauguración de los Juegos de Melbourne, era el 22 de noviembre y los deportistas fueron formados en los grandes jardines afuera del Melbourne Cricket Ground (MCG), inaugurado en 1854 como campo de críquet y modificado para realizar las pruebas olímpicas. La banda del ejército australiano entraba al estadio anunciando que comenzaba la ceremonia. En un elegante automóvil llegaba el Duque de Edimburgo Felipe, consorte de la reina Isabel II del Reino Unido, el presidiría la ceremonia y se le realizaron los honores, en aquellos días se entonaba “Good Save the Qeen”.
Grecia abría el desfile de las naciones, se ordenaron alfabéticamente en inglés, Alemania se presentó como un solo equipo; debutaban Borneo Septentrional, Etiopía, Fiyi, Kenia, Liberia, la Federación Malaya y Uganda, Australia, acostumbrada a aparecer entre los primeros asistentes, cerraba la presentación de países en la edición de Melbourne por ser el país sede. A continuación, el Duque de Edimburgo declaro oficialmente abiertos los juegos, Se izó la simbólica bandera del olimpismo y entonó el himno. Como de costumbre, cientos de palomas volaron por los aires.

La llama olímpica hizo su arribo al estadio, para esta edición del fuego hubo dos encendidos en Olimpia, el 2 de junio se hacía para Estocolmo y el 2 de noviembre para Melbourne. La “Segunda” llama se pasó a una lámpara de seguridad y fue transportada, en vuelo directo de la aerolínea Qantas, hasta el aeropuerto de Darwin (Tasmania), donde hubo una recepción popular. De ahí viajó otra vez en avión hasta Cairns (Queensland), donde comenzó el recorrido oficial. Finalmente, el pebetero fue encendido por Ron Clarke. El juramento olímpico lo pronunció el capitán de la delegación australiana, John Michael Landy y así terminó la ceremonia de inauguración, al día siguiente comenzarían las competencias.

En los Juegos Olímpicos de Melbourne participaron 67 países, dos países menos respecto a Helsinki 1952. El descenso de atletas, debido a las distancias fue notable: compitieron un total de 3,314 (2.938 hombres y 376 mujeres), frente a los 4.955 de la pasada edición. URSS quedó al frente del medallero con 37 medallas de oro, 29 de plata y 32 de bronce, Estados Unidos fue segundo y Australia tercera.

Para 1960 el espíritu olímpico llegará a la “Ciudad eterna”...esta será la siguiente entrega (17/33)



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