sábado, 30 de diciembre de 2017

Creación de la URSS (30 de diciembre de 1922)

“El nuevo estado sindical... servirá como un baluarte seguro contra el capitalismo mundial y un nuevo paso decisivo para unir a los trabajadores de todos los países de la República Soviética Socialista Mundial”.
-Declaración sobre la formación de la URSS-


La Revolución Bolchevique de Octubre de 1917 puso fin al zarismo. El Imperio ruso, estaba agotado desde antes de la Primera Guerra Mundial, y en el transcurrir de la Gran Guerra entró en un “estado de agotamiento” que consolidó la agitación Civil que se vivía en Rusia desde recién iniciado el siglo XX. El enfrentamiento final entre bolcheviques y la Guardia Blanca monárquica entre 1918-1922 culminó con la ejecución del zar Nicolás II y su familia y el surgimiento de un nuevo Estado.

En el curso de este dramático enfrentamiento, ambos bandos se destruyeron sin piedad, dejando el país devastado. Al iniciar la década de 1920, Rusia y todas las demás repúblicas estaban en ruinas; la gente sufría de enfermedades y hambre. Las nuevas repúblicas socialistas cansadas de la guerra decidieron combinar fuerzas para construir un nuevo Estado.

Las nuevas entidades políticas; la República Socialista Federativa Soviética de Rusia, la República de Ucrania, la República de Bielorrusia y la Federación de Transcaucasia (que agrupaba a Armenia, Georgia y Azerbaiyán); tenían relaciones comerciales comunes, una red de tráfico desarrollada y lo más importante, el Partido Bolchevique y los ideales comunistas dominaban en todas ellas.
El 30 de diciembre de 1922, se firmó un tratado por el cual se fundaba la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la URSS, que se convirtió en una de las superpotencias del mundo durante otros 70 años.

Hubo dos proyectos; el de Joseph Stalin, en el cual, las repúblicas socialistas solo podían fusionarse como provincias autónomas; y el de Vladimir Lenin en el que Rusia tomaba control sobre las otras repúblicas el proyecto de Stalin fue rechazado y se aprobó el de Lenin.

Así, en papel, las repúblicas soviéticas eran autónomas, pero de hecho, todas estaban gobernadas por Moscú y Rusia interfería en sus asuntos. Los ciudadanos de todas las repúblicas tenían doble ciudadanía: eran ciudadanos de sus países de origen y ciudadanos de la URSS al mismo tiempo. Cuando Lenin todavía estaba en el poder, cada república, de acuerdo con la Constitución, tenía el derecho de abandonar la unión, pero bajo Stalin, este derecho fue excluido. A pesar de eso, en 1922-1925 muchas repúblicas se unieron a la Unión Soviética voluntariamente.

La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (Soyuz Sovyetskikh Sotsialisticheskikh Respublik, CCCP), estuvo en su momento de mayor esplendor constituida por 15 republicas. Existió del 30 de diciembre de 1922 al 21 de diciembre de 1991. 

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