domingo, 25 de marzo de 2018

Limpiar el Báltico (25 de marzo de 1949)


“72% de los 94.000 deportados mujeres y niños menores de 16 años, el 28% restante, personas decrépitas, solitarios, viejos, niños sin padres y discapacitados.”
- Informe de Serguéi Kruglov, ministro de interior de la URSS a Stalin–
Por Gabriel Macías Nito 
En los años setenta u ochenta, aprender que, Moscú era la capital de la Unión Soviética, era suficiente. Pero llegaron los años noventa y comenzaron a “aparecer” nuevos países, entre ellos los bálticos: Lituania, Letonia y Estonia. Cada uno con identidad, costumbres e idioma distinto, pero al mismo tiempo, unidos por  su condición geográfica, el Mar Báltico y su codiciada ubicación.

El control del báltico por parte de Rusia y posteriormente de la Unión Soviética, fue uno de los más férreos y longevos. Se remonta a los siglos XVII-XVIII, en aquellos siglos los ejércitos del imperio ruso arrebataron el control de los territorios bálticos a suecos, polacos  o germanos.

Siempre bajo la dominación de las potencias regionales, los territorios no conseguirán afianzar una posición lo suficientemente fuerte como para lograr su autonomía hasta la caída de la URSS en 1991 cuando finalmente se reconoció a Lituania, Letonia y Estonia como independientes

Uno de los momentos más complejos y tristes para los países bálticos se dio la noche del 24 al 25 de marzo de 1949, aquella “oscura” noche comenzó la deportación masiva de ciudadanos de las Repúblicas Bálticas a Siberia, era el comienzo de un largo periodo de dominación ruso-soviética al báltico.

A finales del siglo XIX, el sentimiento nacionalista creció en Estonia y en Letonia, se transformó en una aspiración de formar un Estado nacional y comenzó la lucha por su autonomía. La revolución rusa, la Primera y Segunda guerra mundial detuvieron e hicieron confuso aquella condición de independencia báltica.

Cuando concluyeron estos conflictos y la URSS se había estabilizado, los soviéticos regresaron con más fuerza a tierras bálticas. Invadió e instaló gobiernos prosoviéticos en los tres países, y para 1940 fueron incorporados a la Unión Soviética.

Ahora, era momento de poner bajo control a todos quienes estuvieran contra el sistema soviético. Comenzaron las represiones, ejecuciones y finalmente deportaciones masivas que se  usaron como parte de los intentos de la Unión Soviética, para “desbalcanizar” la región y la sovietización de los Estados bálticos.

“Las deportaciones de marzo” también se conocieron como “Operación Priboi”. Nombre en clave que significa “resaca”. Más de  90.000 estonios, letones y lituanos, fueron etiquetados como enemigos del pueblo, fueron deportados a zonas inhóspitas de la Unión Soviética.

Fue una de las operaciones de deportación más complejas diseñadas por los soviéticos en la era de la guerra fría. Se llevó a cabo de conformidad con la decisión del Consejo de Ministros de la Unión Soviética y el Partido Comunista. Estaba obligado a exiliar a aquellos que se pensaba estaban conectados con los "Hermanos del bosque", una fuerza organizada para apoyar a los nazis alemanes contra la Unión Soviética.

Durante cuatro días, miles de personas fueron sacadas de sus hogares, algunas de ellas junto con sus familias, y reunidas en trenes para ser enviadas a varias partes de Siberia. Algunos historiadores creen que cuando no se encontraban personas que figuraban en las listas de los acusados, se tomaban al azar personas de la calle para reemplazarlas.

Esta fue la segunda ola de deportaciones. La primera comenzó en 1941. Se estima que en total, en el período de 1941-1949, más de cien mil personas de Lituania, Letonia y Estonia fueron deportadas, como parte de un programa para eliminar a los partidarios de los “Hermanos del bosque”.

Las medidas tomadas fueron extremadamente severas y muchas personas inocentes sufrieron injustamente. Quienes sobrevivieron, regresaron a casa cuando Stalin falleció, muchos más murieron debido a las duras condiciones en los campos de prisioneros.

La cantidad total de personas enviadas a campos de concentración de otras nacionalidades en el periodo de Stalin, incluidos los rusos, se desconoce, en lo único en lo que coinciden los historiadores es que asciende a millones.



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