jueves, 26 de octubre de 2017

Andréi Bely (26 de octubre de 1880)

“Son, por este orden, Ulysses, de Joyce; La metamorfosis, de Kafka; Petersburgo, de Andréi Biely, y la primera mitad del cuento de hadas de Proust En busca del tiempo perdido”. -Vladimir Nabokov-

Las calles de San Petersburgo son solitarias y fantasmas arquitectónicos le siguen por la ciudad, los faroles son esclavos de la noche que es fría, toda la ciudad se levantan ante él.
En 1916, Borís Nikoláyevich Bugáiev publicaba una enigmática y casi surrealista obra, el título, “Petesburgo”, una novela donde el protagonista es una ciudad, esta, tiene vida y toda ella “es un ser viviente” que posee extrañas y fantásticas distorsiones. Los personajes humanos son simple habitantes, están desconcertados de la ciudad que les intoxica y les envuelve en su bruma.

La novela Petersburgo ("Петербург"), está valorada como una de las mejores novelas del siglo XX, y es considerada la obra maestra de Andréi Bely. Ambientada en la época de la Revolución rusa de 1905. Petesburgo narra las aventuras de un joven revolucionario, Nikolái Ableújov, que debe asesinar a su propio padre, un senador zarista. La descripción que hace Bely de, en aquel entonces la capital del Imperio Ruso, San Petesburgo, es tan fascinante, que la trama se vuelve secundaría, poco interesan los motivos del asesinato. La ciudad es el verdadero protagonista.

Andrei Bely, seudónimo de Borís Nikoláyevich Bugáiev, nació en Moscú el 26 de octubre de 1880. Uno de los máximos representantes de la literatura rusa del siglo XX y parte del movimiento simbolista, escandaloso por los puristas de la Rusia zarista. Esto obligó a Boris Bugayev a convertirse en Andrei Bely para evitar la vergüenza de su distinguido padre. Abandonó Rusia en 1906 a medida que empeoraba la situación política, instalándose en Múnich. Cuando regresó a su tierra natal, se revigorizó y estuvo listo para utilizar sus reservas de energía literaria reprimidas convirtiéndose en un reconocido novelista.


Bely permaneció activo y prolífico hasta su temprana muerte en 1934, produciendo poemas, ensayos sobre cultura, literatura y filosofía y, en los años 1920 y 1930, una serie de novelas bajo el título colectivo de Moscú que nunca se completaron.

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