domingo, 13 de noviembre de 2016

13 de Noviembre. San Diego de Alcalá (1400-1463)

¡Noviembre, “de Todos los Santos”!


Cuando Luca Giordano (1634-1705), el conocido pintor del barroco italiano vio el cuadro de Las Meninas exclamó: “¡OH MY GOOD!…Ejele ni es cierto”; exclamo: "¡Esto es la teología de la pintura!" y "Así como la teología abarca a las ciencias, éste cuadro abarca las posibilidades de la pintura".
La obra de Velázquez tiene como tema central a la infanta Margarita de Austria, que en aquel preciso momento tenía escasos cinco años. La obra, está reconocida como una de las más importantes del arte occidental. Independientemente de la técnica magistral de Velázquez, es un alarde al concepto tiempo, ya que, más que ser un retrato posado y típico de la época, parece que por ahí pasaba una persona con algún dispositivo “smart” con cámara de muchos pixeles, lo que no sé, es si era iPhone, Samsung no creo por que explotan, o Xperia…pero uno de esos, y les hizo una fotografía en un momento especifico, la foto les tomó desprevenidos, los personajes están en una actitud casual. Pero además, el supuesto camarógrafo del futuro, puede ser cualquiera de nosotros, ya que todos los personajes plasmados establecen contacto contacto visual. A la izquierda del cuadro, se encuentra Velázquez, con el pincel y la paleta, ante un gran lienzo. Parece que está retratando a quien pasa frente a ellos. El espejo que está en la parte posterior del cuadro nos revela que Felipe IV la reina observan desde el lugar del espectador y presencian toda la escena y quedando también retratados en la obra del pintor.
Velázquez, que no sólo fue pintor sino también caballero de la Orden de Santiago, la mayor parte de su carrera la consagró al servicio de Felipe IV, por lo que casi toda su producción permaneció en los palacios reales, lugares poco accesibles al público. Ello provocó que el reconocimiento de Velázquez como gran maestro de la pintura occidental fue relativamente tardío y al no realizar trabajos para iglesias y otros edificios religiosos no le hizo, en su momento, ser un artista popular. Es hasta principios del siglo XIX que su nombre aparece fuera de España.
Es uno de los grandes maestros del Barroco por su maestría técnica, por su habilidad, por la manera en la que caracterizar a quien retrata, más allá de sus facciones físicas, Velázquez quiere encontrar gestos, ademanes, actitudes y así, transmitir la personalidad del retratado. Era un pintor lento a pesar de su pincelada aparentemente suelta, y también era un perfeccionista, a ello se debe que, desgraciadamente, el número de sus obras sea escaso.


Diegos hay muchos, pero, Diego Rodríguez de Silva y Velázquez solo hay uno, y puede usted conocer la mayoría de su trabajo en el Museo de Prado de Madrid…'Hala Madrid y Nada Más'.

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