miércoles, 20 de julio de 2016

AUGURIOS OLIMPICOS (11/33)


Ámsterdam 1928 (11/33)

El encendido del pebetero con el fuego olímpico se ha convertido desde hace décadas en un momento culminante, espectacular y en ocasiones extremadamente emotivo. En las siete ediciones anteriores a los Juegos de Ámsterdam no hubo Fuego olímpico o encendido del pebetero.
A diferencia de lo que podría creerse, este tan simbólico momento del encendido del fuego en una inauguración no formaba parte de los Juegos en la época de los antiguos griegos, durante la celebración del evento en Olimpia, se mantenía un fuego encendido, ardía mientras duraran las competiciones, pero no había un protocolo de encendido como sucedió a partir de Ámsterdam. La antorcha y el fuego fueron tomados del mito del titán Prometeo que robo la llama de los dioses con el fin de entregárselo a la humanidad. El fuego representaba la divinidad del hombre, el cual tiene como destino convertirse en su propio Dios. Finalizados los juegos en Olimpia, el fuego era apagado sin mayor ceremonia.
El uso de fuego, antorcha y encendido del pebetero en los Juegos Olímpicos de la Era Moderna, fue una innovación de la justa de 1928, se basó, tanto en su uso durante las competencias como en el mito de Prometeo; la idea surgió de la imaginación Jan Wils, arquitecto neerlandés que resultó ganador del diseño del Estadio Olímpico. El recinto olímpico tenía una torre, entonces le surgió la idea a Wils de encender en ella una llama durante los juegos. En la ceremonia de apertura el 28 de julio de 1928 un empleado de la empresa eléctrica de Ámsterdam encendió por primera vez la llama de los Juegos Olímpicos de la era moderna y acompaño a los competidores desde la torre llamada Marathontower.
Cuatro años más tarde en los Juegos Olímpicos de Verano de 1932, volvió a encenderse una llama durante los Juegos en el estadio de Los Ángeles y, en la ceremonia de clausura se presentó una cita de Pierre de Coubertin que decía: 
“Que la Antorcha Olímpica siga su curso a través de los tiempos para el bien de la humanidad cada vez más ardiente, animosa y pura.
Aquí, momentos del encendido del pebetero en diferentes ediciones. https://youtu.be/pYZd3eaEZCw

Los Juegos de la IX Olimpiada de Ámsterdam 1928 (holandés: Olympische Zomerspelen 1928), comenzaron el 28 de julio con el tradicional desfile de naciones. Los Juegos fueron abiertos oficialmente por el príncipe Enrique, consorte de la reina Guillermina, que lo había autorizado para llevar a cabo la declaratoria oficial. Esta fue la segunda vez que un jefe de Estado no había oficiado personalmente en una ceremonia de apertura olímpica. La primera vez sucedió en los juegos de 1904 en St. Louis, Missouri, cuando lo hizo David R. Francis representante del alcalde de San Luis que rechazó asistir a la inauguración por estar inmerso en los eventos de la Exposición Universal. Para la edición de Ámsterdam, la reina se negó porque se encontraba de vacaciones en Noruega y no quería interrumpir su viaje. La reina estaba furiosa porque el comité organizador nunca consultó con ella acerca de la fecha de apertura.

Compitieron cerca de 3100 (incluyendo 290 mujeres) de 46 países. Un dato relevante es que el equipo alemán fue readmitido en los Juegos Olímpicos después de 16 años de exilio Olímpico, tuvo un regreso victorioso. 10 oros les aseguraron la posición de subcampeón en la tabla de medallas, el primer lugar lo ocupó Estados Unidos con 22 medallas de oro, 18 de plata y 16 de bronce; Finlandia ocupó la tercera posición.

Aquel año de 1928, en el mes de febrero se llevaron a cabo los Juegos Olímpicos de Invierno en Sankt Moritz, Suiza y aunque en la actualidad el COI, los reconoce como los II Juegos de Invierno, la realidad es que la edición invernal de 1924 que se llevó a cabo en Chamonix, Francia, en su momento no fue reconocida como la primera en su momento, se habían considerado parte de las pruebas de los Juegos de París, que por obvias razones se debían realizar en otra sede, y en fechas invernales. Fue hasta cuatro años después cuando a los juegos invernales de Chamonix se les reconoció. La justa  de St. Moritz en 1928 si se le reconoció como un evento independiente, y a partir de aquella edición fueron nombrados Juegos Olímpicos de Invierno, a los eventos invernales de 1924 se les cambió el nombre retroactivamente a Juegos Olímpicos de Invierno de inauguración Chamonix, Francia 1924 y la edición de St. Moritz fue oficialmente denominada II Juegos Olímpicos de Invierno. Los Juegos e inauguración invernal es, por derecho propio una historia aparte a la juta veraniega, pero en este recorrido de Augurios Olímpicos me detendré a describir dos ceremonias de apertura particularmente espectaculares por la propuesta estética, para ellos habrá que ver las entregas 25/33 y 32/33.

Tras 28 años de juegos en países Europeos el fuego olímpico llegará a América…...esta será la entrega (12/33)

Στο επανιδείν!

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