“Nunca des una espada a un hombre
que no puede bailar”.
-Confucio-
El bloque Occidental conoció el
ballet soviético hasta la década de los años 50, y lo hizo con la primera gira
del Teatro Kírov (ahora Mariinski). Fue entonces que la URSS exhibió la
maestría de brillantes artistas, orquestas y puestas en escena y se volvió toda
una institución. Sin embargo, desde la época de los zares la belleza del ballet
ruso alcanzaba niveles excelsos, y su reconocimiento era tal que después de la revolución,
leninistas y stalinistas lo protegieron.
Con el ballet llegó el respeto a la mujer y esta se vuelve la admiración del hombre. la mujer en el ballet clásico es el centro. El hombre, el bailarin, es el admirador de la mujer y las bailarinas son las estrellas del escenario, el hombre es quien las hece brillar.
Cuando llegaba el final de la URSS, en 1991, parecía que todo estaba acabado para las
compañías rusas y, ser bailarín estaba prácticamente fuera de las opciones
profesionales masculinas. El que un hombre destacara en el arte
del ballet ruso se volvió harto complejo, aun así, en estas esas condiciones,
hubo destacados representantes masculinos.
Vladislav Lantratov nació el 8 de octubre de 1988, con todos los escenarios
en contra; ser hombre y meses antes del final de la URSS, como para pensar ser
bailarín. Pero había un telón que si le abría a Lantratov, ser hijo de Valery
Lantratov, un reconocido bailarín de la época soviética, su padre fue su inspiración
y maestro. Ya desde los nueve años Vladislav estaba inscrito en la Academia
estatal de coreografía de Moscú.
Después de graduarse en 2006, le admitieron en la compañía de ballet del
Teatro Bolshoi, donde comenzó a destacar hasta convertirse en bailarín
protagónico, recordando que en ballet, la mujer siempre será la estrella del
escenario. En 2015 obtuvo varios de los máximos reconocimientos de la danza; el
“Premio Nacional Golden Mask” por su ejecución la ejecución de Petruchio en “La
fierecilla domada”; y ese mismo año fue declarado bailarín del año por la
revista alemana “Dance”.
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