4 de Noviembre. San Carlos Borromeo
¡Noviembre,
“de Todos los Santos”!
Me inspira pensar en Carlos
Martel (688-741). No sé si fue el primer Carlos de la
historia, pero si fue a partir de él que este nombre de convertirá en “nombre
de reyes”. Nunca fue rey, fue un extraordinario guerrero que defendió las
fronteras del reino franco de las invasiones musulmanas. Su forma de utilizar
el mazo en el combate le hizo ganar el mote de martillo de ahí Martel.
Carlos era hijo ilegitimo de Pipino de Heristal, gran general del reino
franco. Según Isaac Asimov (en su libro la Alta Edad Media), expone que el
nombre Karl (Carlos), proviene de una antigua palabra teutónica que designa a
la clase inferior de los hombres libres; luego se degradó aún más y fue
aplicada a los siervos. La palabra inglesa churl [«patán») tiene el mismo
origen.
Pipino, sigo con la narración de Asimov, lo aplicaba a su hijo quizá
como un apodo cariñoso del padre que indicaba el origen ilegitimo del muchacho,
nos pos si así le decía de cariño, como le diría cuando estaba enojad.
Sin embargo, más tarde Karl, el Martillo, se cubrió de tanta gloria (y
lo mismo, mucho más aún, su nieto y tocayo, Carlomagno) que el nombre, originado
en los establos, por así decir, se convirtió en un nombre favorito entre la realeza
de Europa Occidental. Lo llevaron reyes de Austria, Gran Bretaña, Francia, Alemania,
Hungría, Italia, España y Suecia. Y de todos ellos, Karl, el hijo de Pipino, fue
el primero. La forma latina del nombre es Carolus, por lo que los descendientes
de Karl son llamados los «carolingios».
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