14 de Noviembre. San José Pignatelli (1737-1811)
¡Noviembre,
“de Todos los Santos”!
"La pintura... persuade al
corazón.", decía el propio Orozco. La vida de José Clemente Orozco es un
cuento de tragedia, adversidad y logros sobresalientes. Nació en Ciudad Guzmán,
Jalisco en 1883, fue criado en Zapotlán el Grande, una pequeña ciudad de la
región suroccidental de Jalisco. Cuando todavía era un niño, los padres de
Orozco se mudaron a la Ciudad de México con la esperanza de mejorar la vida de
sus tres hijos. Su padre, Ireneo, era un hombre de negocios, y su madre, María
Rosa, trabajaba como ama de casa y a veces cantaba para obtener ingresos extra.
A pesar de los esfuerzos de sus padres, a menudo vivían al borde de la pobreza.
La Revolución Mexicana se estaba calentando, y siendo un niño muy sensible,
Orozco empezó a notar las muchas dificultades en la gente le rodeaba. Mientras
caminaba a la escuela, fue testigo del dibujante mexicano José Guadalupe Posada
trabajando en un escaparate abierto. Las pinturas políticamente comprometidas
de Posada no sólo intrigaron a Orozco, sino que también despertaron su primera reflexión
de como el arte podía utilizarse como una poderosa forma de expresión de los
conflictos políticos.
Orozco fue uno de los tres
grandes muralistas mexicanos durante el proyecto postrevolucionario; los otros
dos son Diego Rivera y Siqueiros. En un principio cursó estudios de agronomía
(1895-9), pero entre 1908 y 1914 estudió esporádicamente arte en la Academia de
San Carlos de la Ciudad de México. Durante la revolución mexicana trabajó como
caricaturista y propagandista político (1911-17).
A partir de 1923 pintó en
edificios públicos grandes murales cuyo contenido teórico está tomado de sus
experiencias en la revolución mexicana. Durante el período comprendido entre
1930 y 1934 estuvo en los Estados Unidos y en Europa. En su obra, Orozco
realiza una crítica encarnizada de las luchas triviales en las cuales se
sacrifica a las personas innecesariamente. Su empleo del color es sobrio y
austero, sus formas suelen ser atormentadas y sus temas están tratados con una
mezcla de comparación y de crítica social la cual carece de sentimentalismo.
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