“Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el
tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”.
- John
Fitzgerald Kennedy-
El momento más complejo de la
Guerra Fría había tenido como escenario a Cuba, en octubre de 1962, en la llamada
“Crisis de los misiles”. Desde el verano de 1962, Estados Unidos supo que la
Unión Soviética había iniciado el envío de misiles. El 29 de agosto, aviones
espía norteamericanos sobrevolaron Cuba y fotografiaron trabajos de
construcción de campamentos y el primer misil balístico fue descubierto el 14
de octubre. Fue entonces que comenzaron los días más tensos de esta “Guerra
diplomática”.
Enterado Estados Unidos de esta
amenaza y tras días de negociaciones infructuosas, el presidente de John F.
Kennedy, anunció el bloqueo naval para evitar el arribo de nuevos cohetes
atómicos a la isla. Al mismo tiempo demandó a la URSS la inmediata retirada de
las armas atómicas a Cuba. La URSS aceptó y el 26 de octubre anunciaba que los
cohetes serían desplazados de Cuba. Se estableció un pacto en el que Estados
Unidos se comprometía a no invadir a la isla y a retirar los cohetes atómicos
norteamericanos que apuntaban hacia la URSS desde Turquía.
Cuba se negó a permitirle a
Estados Unidos una inspección, pero El 20 de Noviembre de 1962, J.F. Kennedy
recibió fotos satelitales que mostraban que ya no había ningún misil nuclear
soviético en Cuba. Este reconocimiento aéreo significaba el final oficial de la
crisis de los misiles cubanos.
La aparente capitulación de la
Unión Soviética en la suspensión del proyecto fue fundamental para la
destitución de Jruschov en 1964.
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