“Esta no es la primera vez que nuestra gente tiene que lidiar con un ataque
de un enemigo arrogante”
- Viacheslav
Mólotov-
Nueve días antes de que el 1 de
septiembre de 1939, el ejército nazi invadiera Polonia y tras de ello diera
comienzo la Segunda Guerra Mundial, en Moscú, el 23 de agosto de 1939, Joachim
von Ribbentrop y Viacheslav Mólotov, ministros de Asuntos Exteriores de Alemania
y la URSS respectivamente, y bajo la sonriente mirada de Stalin, firmaban un
Tratado de no Agresión entre estos dos países, conocido coloquialmente como
Pacto Ribbentrop-Mólotov.
Sabemos hoy, que aquella firma la
hicieron ambos “cruzando los dedos (haciendo changuitos) por detrás”, pues, una
vez iniciada la guerra, las relaciones germano-soviéticas se volvieron cada vez
más tensas. Un desatinado encuentro entre Viacheslav Mólotov y Joachim von
Ribbentrop el 13 de noviembre de 1940, comenzaba a borrar la firma y se ponía
en peligro la no agresión del pacto.
Tras este fatal desencuentro, en
una conferencia secreta celebrada el 31 de julio de 1940, los alemanes tomaron
la decisión de invadir la Unión Soviética en el verano de 1941. Cuando los
soviéticos se percataron de ello, declararon la guerra a los nazis y una vez en
ella no se detuvieron hasta tomar Berlín el 2 de mayo de 1945.
Pero, antes de que todo esto tuviera
un fatídico desenlace, la URSS intentó a toda costa un acuerdo de seguridad
contra la Alemania nazi, con Francia y con Gran Bretaña. La firma de los
acuerdos de Múnich en septiembre de 1938, dejó a los soviéticos ante la
perspectiva de enfrentarse en solitario a la expansión nazi en Europa oriental.
Stalin nombró como ministro de exteriores a Viacheslav Molotov. Inició
inmediatamente negociaciones con Von Ribbentrop, ministro nazi de asuntos
exteriores.
El pacto entre la URSS y
Alemania, tendría una duración de 10 años, y además de acordar no atacarse,
tenía un anexo secreto que dividía equitativamente Europa oriental en zonas de
influencia germana y soviética. Se convino la partición de Polonia y se dejó a
Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania en el área de influencia soviética.
Así cuando Hitler invadió Polonia
el 1 de septiembre de 1939, las tropas soviéticas entraron en el país,
estableciéndose la mutua frontera en el río Bug. En noviembre de 1939, la URSS
atacó Finlandia y la forzó a ceder parte del territorio. Las repúblicas
bálticas fueron también anexionadas por Stalin, pasando a configurarse como
repúblicas soviéticas en agosto de 1940. Pero en aquel momento “nadie le dijo
nada a la URSS y la URSS no le dijo nada a Hitler, es que, había un pacto…de no
agresión”.
A los soviéticos no les empezó a
convenir el tratado, cuando, el avance alemán, comenzó a tocar suelo soviético,
entonces, el pacto de no agresión fue roto por Hitler el 22 de junio de 1941y las
tropas nazis se lanzaron a la Unión Soviética.
“El peligro de que el el Pacto Ribbentrop-Mólotov e rompiera se había desvanecido”, pues YA se había roto y ambos países se habían declarado una sangrienta guerra. En el frente oriental, perdieron la vida 27 millones de soviéticos, 6 millones de alemanes. Y eso que se había firmado un pacto de no agresión”.
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