“Los acontecimientos se suceden como las olas en el mar en una tormenta. Se
cree que la revolución ha terminado. No, no! Todavía veremos cosas increíbles”.
-Nikolai Mijáilovich Karamzin-
Podría decirse que la historia
oficial de Rusia comenzó el 12 de noviembre de 1803, evidentemente, en un
sentido figurado, pero fue este día cuando el zar, Alejandro I, por decreto imperial,
concedió el título de “Historiador oficial de Rusia a Nikolai Mijáilovich
Karamzin. El título de historiógrafo no se volvió a otorgar en Rusia, por lo
que es considerado “el primer historiador de una selecta lista de uno”.
Karamzín se trasladó poco a poco
de la literatura a ser nombrado historiador, detuvo toda obra literaria, que ya
para aquel día tenía bastante reconocimiento dentro de la escuela
sentimentalista. El resultado de aquella dedicación a la historia se concretó
en 1817 cuando publicó la titánica obra “Historia del estado ruso”. Veintitrés
años de arduo trabajo permitieron crear un trabajo enorme, relativamente imparcial
y profundo en su veracidad. Con el trabajo de Karamzín, Rusia pudo establecer
una línea de tiempo, determinante para dar identidad histórica a un pueblo
multicultural y multi-histórico.
Nikolay Mihaylovich Karamzín
nació el 12 de diciembre de 176 en Karamzinka, provincia de Simbirsk y murió el
3 de junio de 1826 en San Petesburgo. Reconocido como uno de los principales
representantes de la escuela sentimentalista en la literatura no solo en Rusia.
Bajo esta escuela se hace especial hincapié en la sensualidad que surge cuando
se lee.
Sus Cartas “Un viajero ruso”, transmiten
sus impresiones de Europa occidental, donde fue recibido en los círculos
literarios, y muestra claramente la influencia de Jean-Jacques Rousseau y de
Laurence Sterne.
Su rigurosa obra de investigación
y literaria no solo aportaron sentimentalismo o datos históricos. El modelo
latino-alemanes, que seguía en su escritura fue determinante en la gramática
rusa y supuso un cambio en la lengua y el estilo literario rusos, constituyó la
base para los grandes escritores rusos del siglo XIX como Pushkin.
Habiendo sentado el
sentimentalismo en la literatura rusa, animó y profundizó la literatura
tradicional del clasicismo. Gracias a sus puntos de vista innovadores,
pensamientos profundos y sentimientos sutiles, Karamzin logró crear la imagen
de una vida real narrada de forma profunda y romántica.
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