Sin embargo, en la actualidad, el
ferrocarril, sigue siendo una muy importante forma de transporte de pasajeros y
mercancías en casi todo el mundo. Es omnipresente en Europa. En India, China,
Corea y Japón, millones de personas lo usan como transporte regular.
En Rusia fue y es determinante
para unir al extenso territorio. A principios de la década de 1840, ya existía
una red ferroviaria que unía Moscú y San Petesburgo. Justo al comenzar el siglo
XX, se inauguró el que hasta hoy constituye el servicio ferroviario continuo
más largo del mundo, la ruta Moscú-Vladivostok (ciudad localizada en la costa
rusa del Océano Pacífico), con una extensión de 9288 km.
Después de la Revolución Rusa, y
ya en pleno desarrollo industrial, la economía de la URSS requería un acelerado
crecimiento, el transporte ferroviario era indispensable y presentaba signos
graves de retraso. Se dictó entonces, la
'urgente' orden de llevar a cabo el cálculo, diseño y construcción de una
locomotora que fuera excesivamente veloz, se requiere ejecutar en poco tiempo,
que permita tanto como sea posible aumentar significativamente la capacidad de
carga de los ferrocarriles, que el costo de fabricación fuera lo más bajo
posible y que se pudiera producir, no una, sino producir en serie.
A este desafío se le llamó
"problema de la locomotora."
El resultado fue la llamada
"Locomotora Fedya", un verdadero portento de la tecnología, para
aquellos primeros años de la década de los años treinta, aquella, más que
locomotora de vapor, era una máquina del futuro. Se diseñó y presentó el primer
prototipo en un tiempo récord, 170 días. Si consideramos la importancia que aún
en nuestros días tiene el ferrocarril, aquella máquina significaba que la URSS
se ponía a la cabeza en desarrollo tecnológico y comenzaba a ganar la carrera
en lo concerniente a investigación y diseño.
Llegó a la estación de tren de
Moscú el 6 de noviembre de 1932, fue recibida por los principales
representantes del Gobierno soviético. La bautizaron como "Locomotora FD o
Fedya". En honor a Félix Dzerzhinsky (a él le apodaban Fedya), fundador de
la policía secreta bolchevique.
La experiencia adquirida durante
el diseño y producción de la FD se utilizó para crear todas las locomotoras
soviéticas posteriores. Era, aquel 6 de noviembre la locomotora más potente del
mundo, tenía la mayor fuerza de tracción y por ende la más veloz.
En pocas palabras... “iba echa la...duro”.
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