La Gran Guerra del Norte fue un
conflicto entre los estados escandinavos, principalmente Suecia y Rusia entre
1700 y 1721, Pedro I el Grande buscaba un puerto conveniente en el Mar Báltico.
El zar ruso pretendía la transformación de Rusia en una potencia europea por lo
cual debió enfrentar varios obstáculos. Uno de estos obstáculos fue la rivalidad
con Suecia, entonces dominante en el norte de Europa.
Una de las primeras batallas en
la Gran Guerra del Norte fue la Batalla de Narva, en la cual el ejército Sueco
del rey Carlos XII venció al ejército ruso del zar Pedro el Grande en Narva,
fue una dolorosa derrota para el joven zar.
El 30 de noviembre de 1700
(calendario gregoriano) la fuerza principal de 8.140 hombres bajo el mando del
rey Carlos XII contratacó al ejército ruso que sitiaba la fortaleza sueca
(ahora en Estonia) de Narva. La fuerza sueca principal fue asistida por alrededor
de 2.500 hombres del interior de la fortaleza. El ejército ruso estaba en
superioridad numérica, disponiendo de cerca de 80.000 hombres.
Los suecos habían ganado la batalla, pero no la guerra. Esta gran derrota
fue una de las razones por las que Pedro I decidió seguir su programa de
reformas, modernizando la maquinaria militar rusa. En apenas algunos años, el
nuevo ejército ruso sería un opositor mucho más eficiente. El perdedor de la
Batalla de fue Carlos XII. Tras esta pausa, el zar Pedro reclutó un reformado
ejército que derrotó finalmente a los suecos en la batalla de Poltava, lo que
terminó con la hegemonía del Imperio sueco en el Báltico, papel que asumiría a
partir de entonces el Imperio ruso.
“…Pedro asimiló el golpe, se preparó los seis años siguientes tras la pausa
que graciosamente le concedió Carlos XII, y luego, agradeció a los suecos por
haber sido sus maestros y por las enseñanzas recibidas de ellos”.