AUGURIOS OLIMPICOS (20/33)
München 1972 (20/33)
14h. 57m, 26 de agosto de 1972, en el sonido del
flamantemente, nuevo y espectacular Estadio Olímpico de la capital bávara se
anunciaba que en tres minutos daría inicio la ceremonia que inauguraría los
Juegos de la XX Olimpíada (Deutsch:
Olympische Sommerspiele 1972). A las quince horas, en punto llegaban al
recinto los presidentes de la República Federal de Alemania, Gustav Heinemann y
el presidente del Comité Olímpico Internacional, Avery Brundage. El primer acto
protocolario de la ceremonia fue la entonación del himno die Bundesrepublik Deutschland y se hizo la bandera de esta nueva
nación.
Seis años atrás, el martes 26 de abril de 1966 y siete días
antes de que yo naciera (3 de mayo de 1966, también en martes), se realizó la
Sesión 64 del COI, en Roma, Italia, en la cual Múnich vencía a las candidaturas
de Madrid, Montreal y Detroit en la carrera por organizar los juegos de 1972. A
partir de aquel año quedaba definido que el evento celebraría del 26 de agosto
al 11 de septiembre de 1972.
Inmediatamente después de la llegada de las máximas
autoridades germanas y olímpicas, comenzó el desfile de las naciones, abrió la
histórica y tradicional delegación de Grecia, la nación que dio origen al
olimpismo, le seguía Egipto (Deutsch:
Ägypten) y así fueron apareciendo una a una 121 delegaciones nacionales en
estricto orden alfabético según el deutsh.
El andar de los
atletas era amenizado por música; una mezcla de marchas militares y olímpicas,
ritmos que identificaban al país que desfilaba y acordes de la época. Por
momentos sonaba a Barry White o, “aquella música que se escuchaba en los
elevadores”, o Ray Conniff; era preámbulo del Boogie Dance y la música disco.
Una “cosa rara” pero extrañamente sonaba bien, daban más ganas de bailar, que
de marchar.
“Die mexikanische
Delegation” fue ovacionada estaban todavía presentes los juegos anteriores.
En tierras germanas no se decía: “2 de octubre no se olvida”, lo que no
olvidaban era los Juegos del 68. Al equipo mexicano le acompañaba el son del
Jarabe Tapatío. Pero "neta" iban bien raramente vestidos, con una
cosa tipo poncho o mandil de taquero blanco, con cinturón, blanco, y una
hebilla color bronce donde destacaban aros olímpicos y debajo del ¿poncho? un
atuendo tipo pants color verde bandera y un sombrero color paja.
En cuatro años las modas sí que habían cambiado, los
elegantes y conservadores años sesenta quedaban atrás, ahora, se veían
minifaldas, peinados más desenfadados y unos zapatos blancos de tacón bajo y
ancho tipo “miss” en ellas, las liberadas (por lo de la liberación sexual). En
ellos; cabellos largos y largas patillas, grandes bigotes desaliñados, peinados
afro, pantalones acampanados. A aquellos elegantes cadetes del colegio militar
de México 68 los cambiaron por guapas germanas vestidas con un mini short,
camiseta y gorra; todo en color blanco. Definitivamente habían llegado los años
setenta.
Entraban al estadio los procuradores del Plan Marshall (para
la recuperación de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, los norteamericanos,
que dieron ayudas económicas por valor de unos 13,000 millones de dólares de la
época), Estados Unidos, en cierta medida a ellos se les debía y “sí que se les
debía”, que aquel día soleado de agosto se pudiera dar inicio a los segundos
Juegos Olímpicos en territorio teutón. Después del país anfitrión, la
representación norteamericana fue la que recibió la ovación más calurosa.
Vietnam iba penúltima y le daba paso a Deutschland
(Occidental, la RDA, la comunista, participó como equipo independiente) y el
público estalló el júbilo, los aplausos de la gente seguía frenéticamente el
ritmo de la música. Ellas iban vestidas con un traje sastre y falda mini en
amarillo bandera alemana (“quien de amarillo se viste, en su belleza confía);
ellos con un saco azul celeste, era el color de la identidad de aquellos
juegos, un azul muy bonito, raro para un saco, pero bonito, camisa del mismo
amarillo que ellas y pantalón negro.
Tras Alemania entraron cientos de niñas y niños entre 8 y 12
años, vestían short deportivo portando los mismos colores amarillo y azul, las
niñas llevaban un “bouquet” de flores (es que la palabra “bouquet” me gusta
mucho por cursi), y los niños un arco de guirnaldas. Rodearon los 400 metros
que mide la pista de tartán y realizaron algunos ejercicios y tablas
gimnásticas mientras, al centro, y en las gradas, atletas y público asistente
eran testigos de este nuevo número en una inauguración de unos juegos.
Llego el momento de los discursos oficiales, mientras, se
escuchaba la fanfarria de los juegos de Múnich. El presidente del comité
organizador del evento, Hans-Dietrich Genscher, daba el discurso de bienvenida
a atletas, jueces, preparadores físicos y público. Después, el presidente del
COI, Avery Brundage pedía al presidente de la República Federal de Alemania,
Gustav Heinemann hiciera la declaración oficial de inauguración, dijo algo así
como:
“Ich erklären die Olympischen Spiele
Münchenn1972 die XX Olymppiade neuzeit eroffnet”.
Esta fue la marcha olímpica de München 1972
Hecha la declaratoria inaugural, entraba la bandera Olímpica
llevada por 8 atletas alemanes, para ser izada mientras se entonaba el himno
del olímpico. México entregó la bandera olímpica, La Bandera de Amberes, que
había custodiado en los juegos anteriores para que fuera ahora München quien
vigilaría de ella. Para realizar la entrega se hizo presente en folclore
mexicano, la hermosa bandera entró alegremente acompaña del Ballet Folclórico
Nacional de México, dirigido por Octavio Senties bailando música de Mariachis.
Múnich también la recibió con folclore bávaro, Bavaria y México mezclaron en el
tartán Germano sus tradiciones y cultura.
Cientos de palomas anunciaban la llegada del fuego olímpico
que se encendio el 28 de julio en Olimpia y transportado a Múnich por 6,000
relevistas, recorrió 5,532 kilómetros, pasando por Atenas, Tesalónica,
Estambul, Varna, Bucarest, Belgrado, Budapest, Viena, Linz, Salzburgo,
Innsbruck, Garmisch-Partenkirchen y finalmente llegaba a Múnich. El honor del
último relevo y encendido del pebetero le correspondió a Günter Zahn, un
prometedor campeón juvenil de Atletismo en la prueba de 1500 metros, y con el
corrían cuatro atletas que representaban a cada continente, le acompañaron
hasta el pie de la escalinata, Günter representaba a Europa y a Alemania.
Tras el encendido del Fuego Olímpico y la ovación, vinieron
los compromisos. En nombre de los atletas Heidi Schüller, que competiría en
100m con vallas (quedó finalmente en quito puesto), fue la primera mujer en
pronunciar el juramento olímpico. También, primera vez los jueces se
comprometieron a realizar juicios justos e imparciales, le correspondió hacer
la primer promesa de actuar imparcialmente a Heinz Pollay, juez alemán de
equitación.
Un coro bávaro dio por concluida la ceremonia, mientras
ordenadamente salían los deportistas del campo y el público se quedó sentado
como esperando que algo más sucediera, no se querían ir, hubieran deseado que
de inmediato comenzaran las competencias. Por primera vez vimos a una mascota,
Waldi, un perro salchicha.
El lema de estos juegos fue "Los Juegos Felices”
desafortunadamente, terroristas palestinos tomaron como rehenes a nueve atletas
israelíes, dos fueron asesinados y el lema no pudo cumplirse.
Compitieron 7,134 (1,059 mujeres y 6,075 hombres), 121
naciones y 195 pruebas y 20 deportes. La parte más alta del medallero fue para
la URSS obtuvo 50 medallas de oro, 27 de plata y 22 de bronce. Estados Unidos
quedó en segundo lugar, República Federal de Alemania en tercero y República
Democrática Alemania en cuarto, aun como un solo equipo y sumando las medallas
de ambas naciones, Alemania hubiera ocupado el mismo tercer puesto.
Québec nous attend pour la prochaine édition (21/33)
Στο επανιδείν!
No hay comentarios:
Publicar un comentario