AUGURIOS OLIMPICOS (15/33)
Helsinki 1952 (15/33)
Además de las hazañas deportivas de los Juegos de la XV
Olimpiada que se celebraron en Helsinki capital de Finlandia, esta edición
siempre será recordada por el magnífico ambiente en el que se celebraron
aquellos inolvidables juegos. Los preceptos sobre los que Pierre de Coubertin
había cimentado el renacimiento de los juegos de la antigua Grecia que llevaban
a cabo las ciudades helenas; se centraban en la práctica de una tregua sagrada
en asociación con los Juegos, durante los días de las competencias todas las
guerras quedaban en pausa y se promovía la paz. El Ser Humano buscaba su
desarrollo espiritual por medio de su cuerpo, su habilidad y destreza para
realizar de forma magistral la prueba para la que se había preparado durante
cuatro años. Antes de morir Coubertin en 1925 dejó concretada su máxima e ideal
olímpico: “Lo importante en la vida no es el triunfo sino la lucha, lo esencial
no es haber vencido sino haber luchado bien”.
Podría decirse que durante la edición finlandesa, el
olimpismo había alcanzado este ideal, todos los deportistas eran recibidos como
embajadores de buena voluntad, los niños les veían como ídolos y les detenían
para pedirles autógrafos y aquella remota ciudad escandinava del norte de
Europa se vistió de gala con los aros olímpicos para recibir la justa veraniega
y los estragos de la Segunda Guerra Mundial iban sanando. Estados Unidos hizo
todo lo posible para que los juegos se realizaran en su nación, Minneapolis,
Los Ángeles, Detroit, Chicago y Filadelfia había competido por obtener la sede,
las únicas ciudades del viejo continente fueron Ámsterdam y Helsinki.
Aunque fueron unos
juegos que pasaran a la posteridad como modelo de paz y convivencia, algunos
eventos eclipsaron esta edición pintada de blanco estos pequeños inconvenientes,
que no tuvieron mayores consecuencias en la realización de la justa, impidieron
que estos pudieran ser considerados unos juegos “perfectos”. Los atletas de
tierras rusas volvían a unos Juegos, no lo hacían desde 1912, entonces, habían
participado en representación de imperio zarista, ahora constituían el equipo
de la Unión Soviética, junto al bloque de los países socialistas, se negaron a
ser instalados en la Villa Olímpica en Kapyla, no quería convivir con el bloque
occidental, se tuvieron que habilitar los dormitorios universitarios
aprovechando que los alumnos se encontraban de vacaciones para alojarlos. Otro
caso fue el de Corea, en los juegos de 1948 había participado como un solo
equipo, esta vez fueron “dos coreas”. Alemania también fue parte del “eclipse”,
los teutones regresaron a la competencia desde que la Segunda Guerra Mundial
había finalizado. Para 1949 ya eran “dos Alemanias” la Federal (occidental) y
la Democrática (comunista); Los germanos no pudieron llegar a un acuerdo en la
elección de los deportistas para acudir como un solo país por lo que Alemania
Democrática se quedó en casa.
Fue la primera participación de tres naciones, Israel,
Indonesia y China, de esta última, solo un deportista de los 40 inscritos, el
nadador Wu Chuanyu, llegó a tiempo para participar. China no volvería a
participar hasta Los Ángeles en 1984.
El arranque oficial de los juegos se llevó a cabo en el
Estadio Olímpico de Helsinki al cual acudían 70,000 espectadores. La ceremonia
comenzó una vez que fueron recibidas las autoridades, el presidente de
Finlandia Juho Paasikivi y Sigfrid Edström que presidió sus últimos juegos como
dirigente del COI, tras la bienvenida se hicieron los honores a la nación que
albergaba la cita entonando el himno e izando la bandera azul y blanco. El
desfile de los atletas fue el siguiente acto inaugural, detrás de ellos en
marcador electrónico se leía la cita: Citius, Altius, Fortius.
El encendido de
la llama olímpica le correspondió a dos héroes finlandeses, primero, Paavo
Nurmi, seis veces ganados de medalla de oro el ediciones anteriores, tuvo el
honor de entrar al estadio portando la antorcha y encender el pebetero en la
parte baja del estadio. Posteriormente, Hannes Kolehmainen, “hizo arder el
fuego” a lo largo de los Juegos Olímpicos en la torre del estadio. Como en
ediciones anteriores, cientos de palomas blancas volaban por los aires del
estadio mientras se detonaban 21 salvas de honor a la bandera con los anillos y
se entonaba el himno olímpico.
Participaron 69 naciones, 4,955 atletas (519 mujeres, 4,436
hombres), Estados Unidos quedó primero en la tabla de medallas, alcanzó 40
medallas de oro, 19 de plata y 17 de bronce, la URSS fue segunda y Hungría
tercera.
Los juegos de 1956 nos llevarán muy lejos, más allá de la
Conchinchina...esta será la entrega de mañana (16/33)
Στο επανιδείν!
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