AUGURIOS OLIMPICOS (11/33)
Ámsterdam 1928 (11/33)
El encendido del pebetero con el fuego olímpico se ha
convertido desde hace décadas en un momento culminante, espectacular y en
ocasiones extremadamente emotivo. En las siete ediciones anteriores a los
Juegos de Ámsterdam no hubo Fuego olímpico o encendido del pebetero.
A diferencia de lo que podría creerse, este tan simbólico
momento del encendido del fuego en una inauguración no formaba parte de los Juegos
en la época de los antiguos griegos, durante la celebración del evento en
Olimpia, se mantenía un fuego encendido, ardía mientras duraran las
competiciones, pero no había un protocolo de encendido como sucedió a partir de
Ámsterdam. La antorcha y el fuego fueron tomados del mito del titán Prometeo
que robo la llama de los dioses con el fin de entregárselo a la humanidad. El
fuego representaba la divinidad del hombre, el cual tiene como destino
convertirse en su propio Dios. Finalizados los juegos en Olimpia, el fuego era
apagado sin mayor ceremonia.
El uso de fuego, antorcha y encendido del pebetero en los
Juegos Olímpicos de la Era Moderna, fue una innovación de la justa de 1928, se
basó, tanto en su uso durante las competencias como en el mito de Prometeo; la
idea surgió de la imaginación Jan Wils, arquitecto neerlandés que resultó
ganador del diseño del Estadio Olímpico. El recinto olímpico tenía una torre,
entonces le surgió la idea a Wils de encender en ella una llama durante los
juegos. En la ceremonia de apertura el 28 de julio de 1928 un empleado de la
empresa eléctrica de Ámsterdam encendió por primera vez la llama de los Juegos
Olímpicos de la era moderna y acompaño a los competidores desde la torre
llamada Marathontower.
Cuatro años más tarde en los Juegos Olímpicos de Verano de
1932, volvió a encenderse una llama durante los Juegos en el estadio de Los
Ángeles y, en la ceremonia de clausura se presentó una cita de Pierre de
Coubertin que decía:
“Que la Antorcha Olímpica siga su curso a través de los
tiempos para el bien de la humanidad cada vez más ardiente, animosa y pura.
Aquí, momentos del encendido del pebetero en diferentes
ediciones. https://youtu.be/pYZd3eaEZCw
Los Juegos de la IX Olimpiada de Ámsterdam 1928 (holandés: Olympische Zomerspelen 1928), comenzaron
el 28 de julio con el tradicional desfile de naciones. Los Juegos fueron
abiertos oficialmente por el príncipe Enrique, consorte de la reina
Guillermina, que lo había autorizado para llevar a cabo la declaratoria
oficial. Esta fue la segunda vez que un jefe de Estado no había oficiado
personalmente en una ceremonia de apertura olímpica. La primera vez sucedió en
los juegos de 1904 en St. Louis, Missouri, cuando lo hizo David R. Francis representante
del alcalde de San Luis que rechazó asistir a la inauguración por estar inmerso
en los eventos de la Exposición Universal. Para la edición de Ámsterdam, la
reina se negó porque se encontraba de vacaciones en Noruega y no quería
interrumpir su viaje. La reina estaba furiosa porque el comité organizador
nunca consultó con ella acerca de la fecha de apertura.
Compitieron cerca de 3100 (incluyendo 290 mujeres) de 46
países. Un dato relevante es que el equipo alemán fue readmitido en los Juegos
Olímpicos después de 16 años de exilio Olímpico, tuvo un regreso victorioso. 10
oros les aseguraron la posición de subcampeón en la tabla de medallas, el
primer lugar lo ocupó Estados Unidos con 22 medallas de oro, 18 de plata y 16
de bronce; Finlandia ocupó la tercera posición.
Aquel año de 1928, en el mes de febrero se llevaron a cabo
los Juegos Olímpicos de Invierno en Sankt Moritz, Suiza y aunque en la actualidad
el COI, los reconoce como los II Juegos de Invierno, la realidad es que la
edición invernal de 1924 que se llevó a cabo en Chamonix, Francia, en su
momento no fue reconocida como la primera en su momento, se habían considerado
parte de las pruebas de los Juegos de París, que por obvias razones se debían
realizar en otra sede, y en fechas invernales. Fue hasta cuatro años después
cuando a los juegos invernales de Chamonix se les reconoció. La justa de St. Moritz en 1928 si se le reconoció como
un evento independiente, y a partir de aquella edición fueron nombrados Juegos
Olímpicos de Invierno, a los eventos invernales de 1924 se les cambió el nombre
retroactivamente a Juegos Olímpicos de Invierno de inauguración Chamonix,
Francia 1924 y la edición de St. Moritz fue oficialmente denominada II Juegos
Olímpicos de Invierno. Los Juegos e inauguración invernal es, por derecho
propio una historia aparte a la juta veraniega, pero en este recorrido de
Augurios Olímpicos me detendré a describir dos ceremonias de apertura
particularmente espectaculares por la propuesta estética, para ellos habrá que
ver las entregas 25/33 y 32/33.
Tras 28 años de juegos en países Europeos el fuego olímpico
llegará a América…...esta será la entrega (12/33)
Στο επανιδείν!
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