“Yo me he casado con el automóvil.”
-Enzo Ferrari-
Por Gabriel Macías Nito
Existe el mito del doble, leyendas y relatos de ficción hablan sobre la
existencia de alguien realmente idéntico a nosotros. Esto le sucedió al auto
italiano Fiat-124, el que fue nombrado “Mejor auto del año” en 1965. Aquel “fiatito”
tuvo su gemelo en la Unión Soviética, y se le llamaba “El Kopeyka”.
Pero antes de que pudiera ser lanzado para circular en las carreteras soviéticas,
debieron hacerle algunos ajustes importantes. En particular, la carrocería se construyó
con un acero más grueso, ya que de lo contrario habría perdido rápidamente su
durabilidad, no solo por las frías y adversas condiciones de las carreteras rusas,
famosas por estar “finamente decoradas de baches”, sino también porque el auto
requería tener una vida casi eterna. En conjunto, se realizaron más de 800
cambios, incluido un motor y sus respectivos cambios mecánicos.
El 4 de mayo de 1966, el Ministerio de Comercio Exterior de la URSS junto
con la compañía automovilística italiana Fiat firmaron un acuerdo de
colaboración para construir la fábrica de automóviles Volzhsky en Togliatti. De
ahí nació el modelo VAZ-2101, conocido
por los soviéticos como el “Kopeyka” o “Zhiguli”, del cual se fabricaron
millones de unidades y fue el uno de los pocos autos utilitarios que estuvieron
a la venta en la URSS.
Kopeika (Copeca) es la unidad más pequeña del rublo, el “centavo” y es el
nombre de la moneda de Azerbaiyán. Normalmente son pequeñas monedas de metal,
pero en algunos momentos de la historia se emitían billetes, el tamaño de la
pequeña moneda fue lo que se relacionó para llamar así al VAZ-2101.
Fue producido, hasta finales de los años ochenta a partir de entonces se convirtió en un automóvil legendario, hoy es un verdadero clásico y quien lo maneje en las autopistas del siglo XXI sin duda será digno de ser admirado y en cierto modo envidiado.
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