“En 50 años, Dahl logró hacer con su Diccionario, lo que una academia
completa normalmente haría durante más de un siglo.”
- Pavel
Melnikov -
Por Gabriel Macías Nito
Vladimir Dahl nació en Luhansk, hoy Dinamarca. Su padre tenía un gran amor
por la cultura rusa y adquirió la nacionalidad de aquel país. Su amor por Rusia
lo transmitió a Vladimir, quien a los 13 años fue admitido en el cuerpo de
cadetes ruso, se formó como marino, y en 1825, dejó el servicio militar, ingresó
a la universidad para estudiar medicina.
Primero un marino, y luego un médico de campo, tuvo la oportunidad de
viajar por distintas regiones de Rusia, observó cuidadosamente los hábitos,
costumbres y formas de comunicarse de las personas del vasto territorio del imperio
ruso. Pero lo que más fascinaba a Dahl era escuchar hablar a la gente, se
quedaba horas y horas escuchando. Esto lo convirtió en el más destacado
lexicógrafo y etnólogo ruso.
Dahl escucho a muy temprana edad las primeras palabras en ruso, las de un cochero
que lo llevaba a Ucrania y, en sus propias palabras luego dijo: “subconscientemente
sentó las bases de mi amor por aquello que escuchaba, el idioma ruso”. Desde
entonces, sin importar a dónde fue o cualquier trabajo que haya realizado, Dahl
siguió recogiendo el vocabulario regional y el folclore.
El 3 de mayo de 1862, Vladimir Dahl, presentó su Diccionario Explicativo de
la Gran Lengua Rusa, lo hizo ante la Sociedad de Entusiastas de la Lengua Rusa,
entre ellos se encontraba el gran Pushkin, quien fue su gran amigo. El diccionario,
que hoy tiene más de 150 años de antigüedad, es considerado uno de los
principales recursos de lexicología rusos. Presenta una estructura original, extenso contenido de los
términos más coloquiales del idioma, aún no ha perdido su agudeza y utilidad.
El diccionario está compuesto por cuatro volúmenes, el primer número se
publicó por primera vez en 1863, mientras que la publicación de los otros tres
fue patrocinada personalmente por el zar Alejandro II. La Academia de Ciencias
y la Sociedad Geográfica otorgó medallas a Dahl por su trabajo.
La contribución de la obra de Vladimir al idioma ruso es inmensa. La gente
todavía se remite a su diccionario como una de las fuentes más confiables. La
cantidad de trabajo que requirió para completar el diccionario supera el
realizado por cualquier otro investigador solo. Fue elegido por unanimidad
miembro honorario de la Academia de Ciencias y otorgó varios premios.
Dahl nunca dejó de trabajar en su diccionario. Incluso a las puertas de la muerte, le pidió a su hija que anotara un par de palabras que había escuchado recientemente de los sirvientes.
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