“Bueno, no! No te atreves a asustarme. ¡Debes trabajar y ayudar con todos
los medios al comandante del ejército!”
- Lavr
Kornílov-
El 18 de febrero de aquel año, las fuerzas alemanas había atacado los puertos bálticos y el escuadrón ruso con base en Revel (ahora Tallin, capital de Estonia) estaba en peligro. El mar Báltico estaba cubierto de hielo, lo que hacía que los buques permanecieran inmóviles, y las fuerzas alemanas podían atraparlos fácilmente.
La campaña de hielo, una campaña del Ejército Blanco, fue el nacimiento de la Resistencia Blanca en Rusia; comenzó la noche del 22 al 23 de febrero de 1918, cuando más de 3.500 personas, dirigidas por el general Kornilov, salieron de Rostov hacia el helado desierto de las estepas; esta hazaña es inolvidable por generaciones en Rusia y en el extranjero y se conoce como “La gran campaña de Hielo” conducida por el “Voluntario Gólgota”.
El amor por la Patria y la fe en el éxito llevaron a este puñado de personas mal armadas a una campaña militar sin precedentes. Sin esperanza de ayuda, sin retaguardia, sin proyectiles, el ejército, habiendo levantado el estandarte de la Gran Rusia Unida, se enfrentó a la ola roja que inundó el país para enfrentar el futuro desconocido.
Es poco probable que en toda su historia militar en Rusia haya un ejército igual en heroísmo a estos voluntarios. El valor de estos grandes héroes dio al nuevo país luz y espíritu de lucha.
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