Los Imperios
son grandes unidades políticas con una ambición expansionista y diversidad de
pueblos, cultura y muchas veces religión; en el siglo XXI, donde conviven casi doscientos
estados, los Imperios parecen haber pasado de moda, el concepto País es relativamente
reciente. Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) la época imperial parecía
haber terminado para siempre, pero emergieron dos grandes potencias -Estados
Unidos y la URSS- se declararon contrarias a la idea de ser abiertamente un
Imperio, pero en cierta forma lo fueron.
El imperio ha sido una forma de
Estado claramente duradera. El de los otomanos resistió seiscientos años; a lo
largo de más de dos milenios, una sucesión de dinastías chinas reivindicaron el
trono de sus predecesores imperiales. El imperio romano ejerció su poder
durante seiscientos años en el Mediterráneo occidental, y su sector oriental,
el imperio bizantino, mil años más (1).
(1) BURBANK Jane, COOPER Frederick “Imperios, Una nueva visión de la historia universal”.
Ed. Crítica, Barcelona 2011, p 15.
Los factores
por los cuales se crearon son distintos; defensa, meras conquistas o rutas comerciales,
se esté a favor o en contra, han resultado determinantes para la historia de la
humanidad. El imperio es una entidad multicultural, multireligioso y
multiétnico por lo cual se requiere una fuerza de unión o control que esté por
encima de los aspectos anteriores, esta fuerza, es el poder ejercido por el
ejército y por un gobernante supremo, el Emperador, elegido por méritos propios
o pos su condición hereditaria.
Actualmente, su uso es muy laxo, se aplica para todo Estado
que influye sobre la soberanía de otros Estados; para algunos historiadores;
Estados Unidos o la Unión Soviética, son considerados como los imperios.
Las principales características que identifican un imperio son:
diversidad, incorporando
distintos pueblos; violencia y coacción, para lograr controlar a un gran
número de gente; estabilidad. Es una organización
duradera; métodos de Control, inclusión y exclusión; recompensar
explotar; compartir el poder o concentrarlo; intercambio comercial y
cultural, favorecido por la
expansión territorial.