“Todas las religiones son obras
humanas y, en el fondo, equivalentes; se elige entre ellas por razones de
conveniencia personal o de circunstancias.”
- Averroes-
Por Gabriel Macías Nito
El cristianismo ortodoxo se rige de forma autónoma, es decir, el obispo de
cada Patriarcado, no responde a ninguna clase de obispo de mayor rango. En este
tenor, los rusos se reúnen en torno al Patriarcado de Moscú formando la Iglesia
ortodoxa rusa, esta es la mayor de las Iglesias ortodoxas orientales del mundo.
Se estima alcanza 150 millones, muy cerca de la mitad de los 300 millones de
fieles de la Iglesia ortodoxa oriental mundial.
Entre las Iglesias cristianas, la Iglesia ortodoxa rusa es la segunda tras
la Iglesia católica en cuanto al número de seguidores, lo cual la convierte,
por número de seguidores en la más importante de las iglesias ortodoxas.
Después de la Revolución bolchevique de 1917, muchos rusos tuvieron que
marchar al exilio, junto a ellos numerosos clérigos. Si bien, el gobierno
soviético lucho contra lo que llamó “supersticiones religiosas”, deteniendo a
sacerdotes y demoliendo iglesias. Llegó el tiempo en el que en menor grado
permitió ciertas demostraciones de fe, aunque la fe en el comunismo siempre fue
mucho mejor valorada. La iglesia ortodoxa existió bajo estricto control
gubernamental y estuvo muy lejos de ser un elemento de identidad cultural o
cohesión social, pero también se reconoce que nunca fue ilegal.
Alejo II dirigió la Iglesia Ortodoxa Rusa en tiempos verdaderamente difíciles y también tuvo que participar en la vida política. Criticó el intento de golpe en 1991, y durante la crisis política de 1993 organizó negociaciones de paz entre los poderes ejecutivo y legislativo.
Alexéi Mijáilovich Rüdiger, su nombre secular, nació 23 de febrero de 1929, en Tallin, Estonia. Desde muy pequeño estuvo involucrado en temas religiosos. Su vida también está llena de historias detectivescas. Se dice que, en plena época soviética trabajó como espía para la KGB. Esto nunca fue confirmado por el gobierno ni por el propio Alejo, pero hay documentos que señalan este hecho.
Su elección fue determinante en tiempos muy complejos para Rusia, cuando la fuerza de cohesión que era el Estado soviético se derrumbó, la Iglesia ortodoxa y Alejo II estuvieron ahí para dar identidad al pueblo ruso.
Alejo II falleció el 5 de diciembre de 2008 en su residencia de Peredélkino. En su lugar fue nombrado patriarca de Moscú Cirilo I, actual líder de la Iglesia Ortodoxa rusa.
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