¿Qué es la historia de Inglaterra?
Es la historia de una pequeña
isla situada en las costas occidentales del gran bloque continental de Europa y
Asia. Situado por las rutas del comercio europeo Atlántico, su potencial
geográfico de oportunidades comerciales y estratégicas ha sido excepcional.
Gran parte de su protagonismo e impacto en la historia del mundo se dieron
debido a que supo aprovechar las circunstancias geográficas que le rodean y los
retos a los que se enfrentó. Todo ello hizo el carácter y los ideales del pueblos
inglés y en el transcurrir de los siglos de Gran Bretaña.
Los ingleses, y los británicos
son el resultado de una amalgama de muchos pueblos. Los hombres autóctonos del neolítico, que evolucionaron de Neandertal
a Cro-Magnon, y de pastores a guerreros durante la edad de bronce. Después
llegaron los celtas, que se asentaron
en la isla antes de la ocupación militar del imperio romano, cuando caía Roma llegaron los pueblos germanos, jutos, sajones y anglos, estos últimos dieron
nombre a Inglaterra. Estos invasores bárbaros, invadieron y modificaron aquella
civilidad romana. Siglos después llegaron los piratas nórdicos a los que les siguieron; los conquistadores normandos quienes finalmente dieron ley
y unidad a toda la Isla. Todos ellos han tenido dos cosas en común:
originalmente eran navegantes que invadieron la isla a través de las aguas de
marea tempestuosa que la rodean, y siempre, de alguna manera, volviendo a
organizarse para vivir juntos, los invasores anteriores sometiéndose resignados
a los recién llegados, siempre más poderosos. En los últimos siglos, continuaron
el proceso: flamencos, hugonotes, judíos, antillanos y asiáticos, muchos de
ellos fugitivos de las persecuciones en cada uno de sus territorios. Todos en
última instancia se mezclaron para producir un pueblo plural, que pueden
explicar la paradoja de ser gente paciente, práctica y con sentido común — una
nación, como Napoleón, dijo, de 'comerciantes', ha producido aventureros,
exploradores y poetas que probablemente determinantes para la historia.
Viviendo en una isla, los
ingleses han disfrutado de un clima isleño, húmedo, cambiable y vigorizante;
bestia y hombre. Su imprevisibilidad ha forjado su carácter: son adaptables y
versátiles; desconfiados de la planificación a largo plazo. Reaccionando de la
mejor forma ante lo inesperado y lo no deseado. 'Ahora', escribió un viajero
del siglo XVIII, estamos en el cálido clima de las indias occidentales u
orientales; después, sentimos el frío invierno de Groenlandia; al norte y al
sur. Así es como nos damos cuenta que somos precarios mortales, inciertos, salvajes
y perdurables.
Dos factores forjaron el desarrollo
político de Inglaterra. Uno: las fuertes y unificadoras reglas de los normandos,
los Plantagenet y los Tudor. Los reyes de estas dinastías, establecieron
sistemas de gobiernos centralizados y establecieron una regla, la “common law” para toda la isla, ley que
debía ser obedecida y respeto, con el paso de los siglos, esto dio identidad
política nacional a la isla. El otro: el instinto liberal de su gente —tal vez
una herencia de sus antepasados navegantes— esto hizo siempre difícil para sus
reyes gobernar sin “Consejo y consentimiento”, principio consagrado en el
decreto de Eduardo I (1239-1272-1307), en el que se establece “que lo que se
refiere a todos debe ser aprobado por todos”. De ahí surgió el sistema de
gobierno parlamentario inglés, esa "supremacía de la Corona en el
Parlamento", que asegura que este último, ejerciendo la autoridad de la
Corona, puede hacer lo que quiera, excepto una cosa, que es impedir que un futuro
Parlamento haga lo mismo. Esto ha asegurado que los ingleses, mientras gozan de
un gobierno fuerte, siempre han sido capaces de cambiar a sus gobernantes
cuando se cansaron de ellos.
El descubrimiento de las rutas
oceánicas hacia América y el Lejano Oriente puso a Inglaterra en el centro del
mundo. Aprovechándose de ello, sus marinos y comerciantes, con sus compatriotas
escoceses, galeses e irlandeses, llevaban el comercio británico, las colonias y
las ideas libertarias a todos los continentes del mundo. La libertad de los
mares para su comercio -y la de todos los demás- fue preservada por una Marina
fuerte e invencible. Esto permitió a Gran Bretaña, no imponer su voluntad en el
mundo, sino impedir que otros lo hicieran. Cinco veces, por su dominio del mar,
ha impedido que un conquistador militar continental imponga un despotismo
autoritario sobre Europa y el mundo.
Traducción de Gabriel Macías Nito del prologo de Arthur Bryant al libro "History of England" de John Burke. Editorial Book Club Associates, London 1976